201. EL TESORO DE LA REINA MORA (SIGLO
XII/XIII. CUEVAS DE CAÑART)
De uno de los múltiples combates más
o menos importantes que se libraron durante la Reconquista entre los
musulmanes y los cristianos, la leyenda cuenta que en él murió un rey
moro en pleno campo de batalla, dejando tras de sí a su viuda y un
hijo de escasa edad.
En medio de aquella pelea, y antes de
que los vencedores cristianos pudieran apoderarse como botín de los
bienes familiares, la reina viuda y su pequeño hijo huyeron al
galope de su caballo, tratando de buscar un refugio seguro. Llevaban
consigo un enorme y fabuloso tesoro que, para poder cabalgar más
deprisa y poner a salvo sus vidas, escondieron en tierras aledañas
al pueblo de Cuevas de Cañart, con la esperanza de poder recuperarlo
algún día si el signo de la guerra se les tornara favorable.
Quizás temerosos por la persecución
que, sin duda, se habría organizado para darles alcance, no tuvieron
en cuenta la difícil orografía por la que cabalgaban y acabaron
despeñados en un lugar indeterminado, de modo que desaparecidos en
el fondo de algún barranco madre e hijo quedó para siempre ignorado
el lugar donde se halla el tesoro.
Se cree que, mucho tiempo después de
que sucedieran estos hechos, un pastor cristiano encontró el tesoro
por pura casualidad y, tras marcar convenientemente el terreno, fue a
buscar ayuda a su pueblo para recuperarlo y trasladarlo en
caballerías. Sin embargo, cuando el pastor regresó al lugar
acompañado por varios de sus vecinos, no sólo había desaparecido
de nuevo el tesoro, sino también los materiales y utensilios que
había dejado como marca y señal.
Por eso, aún buscan por las cercanías
de Cuevas de Cañart de cuando en cuando quienes conocen esta
historia, con la esperanza de hallar el tesoro de la reina mora que
se quedó viuda y huía con su hijo.
[Recogida oralmente.]