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domingo, 28 de junio de 2020

345. CONTIENDA JUGLARESCA


345. CONTIENDA JUGLARESCA (SIGLO XII. ZARAGOZA)

Pedro Alfonso nos relata un cuentecillo que el pueblo elevó luego a la categoría de leyenda, como ejemplo de las rencillas y envidias que solían darse entre colegas de profesión.

Estaba un día comiendo el rey en compañía de un juglar, hablando muy probablemente de la preparación de un acto festivo, cuando se acercó a la mesa un segundo juglar, conocedor, sin duda, de que aquel encuentro iba a tener lugar. Al verle próximo, el rey le invitó a compartir mesa y comida y a intervenir en la conversación.

No le sentó muy bien al primero de los juglares aquella especie de intromisión, máxime cuando le constaba que tanto el rey como los demás cortesanos preferían a su colega, e ideó la manera de dejarle en entredicho, y, si era posible, allí mismo.

Como le era imposible afear el trabajo artístico de su contrincante, que sin duda era de mejor calidad, se le ocurrió la idea de afear la conducta de éste en la mesa, lo cual le obligaría a marcharse avergonzado. Así es que, mientras comían y hablaban de sus asuntos, el primer juglar fue reuniendo a escondidas todos los huesos de la mucha carne asada que de manera deliberada estaba comiendo y, en un momento de descuido, puso todos los restos en el plato de su compañero y contrincante.

Finalizada la comida, para provocar la vergüenza del segundo juglar, el primero enseñó los huesos propios y ajenos que aquél tenía en el plato, y se lo hizo notar al rey. Fue un momento de cierta tensión, pero el acusado, con gran entereza, dirigiéndose al rey, le dijo: «Señor, hice lo que mi naturaleza, es decir, la humana, me pedía: comí la carne y dejé los huesos. Y mi compañero hizo lo que la suya —es decir, la canina— le exigía: comió la carne y los huesos».
Parece ser que la estratagema no surtió efecto, sino todo lo contrario, pues el rey, además de ponderar mejor la calidad artística del segundo juglar como ya era notorio, comenzó a valorarle asimismo por su serenidad, prudencia e ingenio.

[Pedro Alfonso, Disciplina clericalis, pág. 78, ejemplo 21.
Ubieto, Antonio, Historia de Aragón: Literatura medieval, I, págs. 98-99.]

lunes, 22 de junio de 2020

242. LA PERSECUCIÓN DE ELENA (SIGLOS X-XI. BIESCAS)

242. LA PERSECUCIÓN DE ELENA (SIGLOS X-XI. BIESCAS)

242. LA PERSECUCIÓN DE ELENA (SIGLOS X-XI. BIESCAS)


En nuestros pueblos y ciudades, las relaciones entre los musulmanes, dominadores, y los cristianos mozárabes, sometidos, solían ser generalmente pacíficas, pero, no obstante, en determinados momentos la coexistencia entre ambos pueblos se deterioraba.

En cierta ocasión, una joven muchacha de la localidad de Biescas, llamada Elena —que había salido a llevar la comida a su padre y hermanos y le aguardaban en la borda alta donde estaban trabajando— fue perseguida enconadamente por un grupo de moros armados. La muchacha, que apenas si mantenía corriendo la distancia que le separaba de sus perseguidores, sintió los efectos del cansancio y se paró para tomar aire y sentarse en una piedra.

En aquel momento, se sucedieron una serie de hechos absolutamente insólitos. La losa sobre la que descansaba Elena se convirtió en silla cómoda y, junto a ella, brotó una fuente abundante de agua clara que le permitió recuperar fuerzas. En el suelo, humedecido por el agua, quedaron marcadas las huellas de sus pies. Este último detalle no tendría importancia si no fuera por el hecho de que la joven se había puesto las zapatillas al revés para tratar de despistar a sus perseguidores, como así sucedió.

Esta estratagema le proporcionó una cierta ventaja, aunque al fin los moros perseguidores adivinaron la añagaza que había urdido la joven y volvieron a pisarle los talones.

Sintiéndose perdida, la muchacha se introdujo en una cueva para esconderse. Sin duda alguna, este hecho hubiera sido inútil si una araña, trabajando con celeridad inusitada, no hubiera cerrado con su tela sutil la entrada del antro. Porque, en efecto, al llegar allí los moros perseguidores y ver la telaraña intacta, dijeron: «Donde la araña tejió, Elena no entró». En ese momento, desorientados sobre el camino que Elena podía haber emprendido, desistieron en su persecución.
En la actualidad, una ermita y una fuente junto a la cueva delatan el paso de santa Elena, que todavía tiene allí su santuario, en las afueras de Biescas.

[Datos proporcionados por Isabel Castillo. Colegio «San Vicente de Paúl». Barbastro.]


Hay lugares que irradian un magnetismo especial, uno de ellos es el entorno de Santa Elena. La magia y el misterio rodean esta zona estratégica, que concentra la religiosidad popular del alto Gállego, que tiene su epicentro en la ermita de Santa Elena y más concretamente en su cabecera, que se encaja en la gruta donde la leyenda ubica la ocultación de la santa y brotan las milagrosas aguas de la gloriosa. En los alrededores el Congosto, las galerías defensivas, el dolmen, el puente del Diablo, la olvidada ermita de Santa Engracia…
Desnivel: 200 m. Duración: 2 horas. Época recomendada: todas. Punto de partida y de llegada: capilla de Santa Elena. Asentada junto a la carretera A-136, en pleno desfiladero del Río Gallego, se halla esta construcción religiosa ubicada a 4,5 km de Biescas y a 31 KM de Jaca, que permite a sus aledaños el estacionamiento de vehículos. Marca el inicio del Valle de Tena hacia el norte.

miércoles, 22 de mayo de 2019

LA RECONQUISTA DE MORÉS


2.75. LA RECONQUISTA DE MORÉS (SIGLO XIII. MORÉS)



Jaime I el Conquistador, rey de Aragón —según la tradición, pues no puede ser de otra manera—, decidió sitiar varias localidades musulmanas de las que festonean la ribera del río Jalón. Todas ellas se resistieron a las armas cristianas, aunque finalmente fueron cayendo una tras otra.
En el caso de Morés, el rey aragonés, que había sido capaz de conquistar la populosa ciudad de Valencia, se encontró con una tenaz resistencia, impropia de población tan pequeña y desvalida. El alcaide sarraceno había organizado de tal manera su defensa que el sitio al que le sometían las tropas cristianas se prolongó durante varios meses.
Ante tales dificultades, Jaime I puso en práctica una estratagema que le había dado excelentes resultados en ocasiones similares: desmoralizar a los sitiados, a los que creía al límite de sus fuerzas. Dominando el río como dominaba, pensó que los habitantes musulmanes de Morés apenas tendrían agua para beber, por lo que envió al alcaide unas ánforas llenas de agua, creyendo que no la podrían tomar del Jalón, y que la fuente, dado el rigor del caluroso verano que padecían, estaba seca, tal como le habían indicado sus espías.

Aún no habían transcurrido dos horas cuando el alcaide moro envió al campamento cristiano una comitiva, encabezada por una bandera blanca, para agradecerle el presente y entregarle, por su parte, varias cestas chorreando agua por entre sus mimbres, repletas de peces recién pescados.
Regresaron a Morés los embajadores. Su orgullo y honor seguían intactos, aunque no tanto sus despensas, tal como sospechaba el rey cristiano. Éste siguió esperando, acampado con sus tropas a la vera del río, no dejando entrar ni salir a nadie de la población. La huerta y los caminos por donde podían llegar los socorros necesarios para la subsistencia eran suyos. Al final, se impuso la capitulación con honor, resaltando Jaime I, en el momento de la entrega de las llaves, la entereza y el ingenio del alcaide y sus súbditos. No obstante, nunca llegó a saber cómo habían burlado los habitantes de Morés la vigilancia que les permitió beber agua y comer peces durante el largo asedio.
[Una coplilla alusiva recuerda todavía hoy tan fantástico hecho:
«¡Ay, Morés, el de los peces...!
Te quisieron conquistar
con ánforas de agua fresca
para tu sed apagar,
y les devolviste cestas
después de ir a pescar».]
[Sebastián, F., Morés. Fiestas de San Félix. Programa de Fiestas, 1982.]


https://es.wikipedia.org/wiki/Mor%C3%A9s

Morés es una localidad y municipio español de la provincia de Zaragoza, comunidad autónoma de Aragón.

Morés se localiza en pleno sistema Ibérico zaragozano, bajo las faldas de la sierra de su mismo nombre.

Junto al casco urbano, sobre un altozano, se encuentran los restos del castillo, catalogado como Bien de interés cultural en su categoría de zona arqueológica. Cerca de Morés se encuentra el antiguo poblado celtíbero de Morkes.

En el término municipal se encuentra la localidad de Purroy.

Entre sus hijos ilustres cabe destacar a Josef Delgado y Villalba, que vivió durante los siglos XVII y XVIII. Fue canónigo magistral de la catedral de Albarracín. Y sobre todo a Faustino Sancho y Gil (Morés 1850, Épila 1896). Destacado político, escritor de memorias y biografías y culto orador, fue diputado provincial y diputado a Cortes por Tarazona, presidente del Ateneo de Zaragoza, individuo de varias academias y por dos veces presidente de los Juegos Florales de Calatayud.

San Félix 30 de Mayo. Fiestas mayores con actos religiosos y profanos como charangas, orquestas nocturnas, espectáculos taurinos (estos de gran popularidad, hasta el Che Guevara estuvo una vez).

San Félix 30 de Mayo, Morés, Zaragoza


Virgen del Rosario. Primer domingo de octubre. Un fin de semana con actos religiosos y profanos.

http://todomores.blogspot.com/2008/03/mores-un-poco-de-su-historia_1139.html

https://www.brujulea.net/lugares-mores

https://issuu.com/sabinius/docs/notas_historia_revisada_tobajas_201






ASEDIO Y RECONQUISTA DE MORA DE RUBIELOS


2.74. ASEDIO Y RECONQUISTA DE MORA DE RUBIELOS
(SIGLO XII. MORA DE RUBIELOS)

ASEDIO Y RECONQUISTA DE MORA DE RUBIELOS  (SIGLO XII. MORA DE RUBIELOS)


Después de la toma y repoblación de la ciudad de Teruel por Alfonso II, rey de Aragón, el ejército cristiano prosiguió su avance con intención de apoderarse de las tierras levantinas.
Por la historia que nos es conocida, sabemos que este intento quedó fallido de momento, aunque es cierto que se lograron recuperar algunas poblaciones situadas al sur de la actual provincia turolense. Por estas tierras precisamente, el ejército aragonés sitió el castillo musulmán de Mora de Rubielos (quizás sepultado bajo el actual), donde el enemigo se había concentrado y hecho fuerte tras la caída de Teruel.
Vemos, pues, a los cristianos rodeando el alcázar de Mora. Después de varios días de asedio, y cuando los cristianos creían que los moros estaban a punto de rendirse por hambre, observaron con asombro que los sitiados les arrojaban por el muro toda clase de vituallas, dando la sensación de que les sobraban todavía los alimentos y que, por ello, podrían resistir durante mucho tiempo la presión cristiana e incluso recibir ayuda exterior. Tanto es así que los capitanes del rey Alfonso II de Aragón, descorazonados y de mutuo acuerdo, dieron la orden de retirarse a posiciones más retrasadas, concretamente al monte de «El Castellar», donde acamparon.
No obstante, mediada aquella misma noche, se apareció a los centinelas aragoneses que velaban el campamento el mismo san Miguel Arcángel, diciéndoles que volvieran y rodearan de nuevo la plaza de Mora, puesto que los víveres que, en efecto, habían visto arrojar por las murallas del castillo eran con toda seguridad los últimos que les quedaban a los moros, tratando de engañarles, como así había sucedido.
Informados los jefes cristianos por los centinelas de aquella revelación del cielo, el propio rey ordenó sitiar de nuevo la fortaleza con las primeras luces del alba, lo que motivó que los moros, al ver que su estratagema no había dado el resultado apetecido, prefirieron entregarse antes que luchar sin esperanzas de éxito. Mora de Rubielos pasó así a poder de los cristianos, que comenzaron la repoblación de la zona.
[Recogida oralmente.]

martes, 30 de abril de 2019

LOS HERMANOS ISARRE, EN LA RECONQUISTA DE ALQUÉZAR



2.26. LOS HERMANOS ISARRE,
EN LA RECONQUISTA DE ALQUÉZAR (SIGLO XI. ALQUÉZAR)

LOS HERMANOS ISARRE,  EN LA RECONQUISTA DE ALQUÉZAR (SIGLO XI. ALQUÉZAR)
Ayuntamiento de Abiego


Eran los tiempos del rey aragonés Sancho Ramírez, a cuyas órdenes combatían dos hermanos de apellido Isarre, oriundos de Abiego. Su valor, su destreza con todo tipo de armas y su desprecio al peligro les hicieron famosos, tanto entre los cristianos como entre los musulmanes. Entre estos últimos, el más preocupado era el gobernador de Alquézar, quien temía que llegara el día en que se viera ante ellos y procuró evitarlo a toda costa.

Cuando el muslín se enteró que eran de Abiego, población tan cercana a Alquézar y bajo su jurisdicción, intentó que sus padres fueran a residir a la sombra de su castillo, pues era la forma de atraer a sus hijos, pero la estratagema fracasó. Procuró entonces el gobernador que el matrimonio Isarre convenciera a sus hijos para que abandonaran las armas a cambio del dinero suficiente para que les atendieran sin tener que luchar permanentemente para ganarse la vida, pero los ancianos declinaron también cumplir el encargo.
Airado el jefe moro por el desacato sufrido, ordenó que fueran apresados y ahorcados en uno de los cerros cercanos al pueblo, en el «Tozal de las Forcas» como se le llamaría desde entonces. Pronto supieron los hermanos Isarre la desgracia de sus progenitores y juraron vengarse por ello, llevándoles a solicitar permiso a Sancho Ramírez para atacar la fortaleza de Alquézar.
Aunque el rey aragonés comprendió las razones de sus dos súbditos, les pidió que conservaran la calma de momento, pues no era todavía llegado el instante de acometer la reconquista de plaza tan bien defendida. Antes debían ser tomados otros lugares para evitar que pudieran llegar refuerzos a Alquézar, como así se hizo de manera calculada.
Pronto, no obstante, le tocó la hora a Alquézar y los hermanos Isarre tuvieron la oportunidad de entrar en sus calles el día de su liberación, aunque para entonces el walí yacía muerto. Don Sancho Ramírez, comprensivo, recompensó a los dos hermanos elevándolos a la categoría de infanzones, y, además de dotarles con tierras en su Abiego natal, les concedió el honor de poder usar escudo de armas, consistente en tres cabezas de moro en triángulo.

https://es.wikipedia.org/wiki/Abiego


Abiego es un municipio español de la comarca Somontano de Barbastro, provincia de Huesca, Aragón. Está situado parte en llano y parte en la pendiente de una colina, a la izquierda del río Alcanadre, dista de Huesca 35 km.


Parte de su término municipal está ocupado por el Parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara.


Su nombre, Al-Byego deriva del castillo musulmán que dominaba la comarca de la Barbitania.

Del rey con tenentes desde 1101 hasta abril de 1181 (UBIETO ARTETA, Los Tenentes, p. 123)
El 28 de junio de 1322 el rey Jaime II de Aragón entregó el castillo y villa de Abiego a Sibila de Antillón para que lo tuviese toda su vida y después de su muerte, hasta que se le saldase la deuda de 7.000 maravedís (SINUÉS, nº. 1)
1960 - 1970 se le incorpora Alberuela de la Liena.
En 1977 se inaugura la pavimentación de todas las calles, colocación de aceras en las carreteras, construcción en la plaza del Val de un complejo recreativo con pista de baile y local-bar
En 1979 se hicieron mejoras municipales y adaptación de las vías para el tráfico
En 1981 se inauguró la nueva Casa Consistorial.

Parroquia Colegiata dedicada a Santa María la Mayor (Siglo XVI. Gótico rural tardío aragonés)

nave única, con planta de cruz latina, con un bonito retablo del siglo XVI representando a San Miguel
La portada y el atrio son de estilo plateresco
Ermita de Santo Domingo de Silos
Ermita de San Sebastián
Convento de San Joaquín (siglo XVIII)
único de estilo colonial en Aragón

Monumento al Siglo XX, de Ulrich Rückriem

serie de piedras de granito montadas sin un orden determinado pero en equilibrio con el entorno
Fuente pública con el abrevadero y lavadero, construido en el Siglo XVIII con tres caños, cada uno en la boca de tres leones esculpidos.
La Torreta
torre de vigilancia árabe
Puente medieval (antiguamente llamado puente romano) sobre el río Alcanadre con un solo arco de medio punto. 
Unía Abiego con Junzano
Piscina natural que se forma alrededor del resto del muro perteneciente a la presa que movía el antiguo molino de agua
Puente de Las aguas
Casa Blecua, Aniés, Paul, Guarga, Isarre o Del Río
arquitectura popular de esta población, con los escudos de las familias infanzonas de la villa (Aniés, Blecua, Cabrero, Juste, Paúl, etc.)


Puente de la Famiñosa sobre el río Alcanadre
Puente de la Famiñosa sobre el río Alcanadre

El río Alcanadre en este tramo de Abiego posee un coto de pesca con abundante trucha común.
Población por la que circula el Gran Recorrido; GR 45 Senderos del Somontano.