8.2. PLAGAS Y EPIDEMIAS
332. EL MIEDO A LA PESTE (SIGLO XIV.
ADAHUESCA)
En tiempos remotos, en la sierra de
Sevil, se levantaban las viviendas de adobe y piedra de un pequeño
núcleo de población, cuyos escasos habitantes vivían de la
agricultura, de la explotación del monte y de la ganadería. Se le
conocía como Lascasas de Sevil.
Un mal día del siglo XIV, llegó un
hombre guiando un viejo jumento cargado con cuatro grandes espuertas
repletas de cacharrería, telas y objetos de vidrio, pero apenas pudo
descargar la mercancía, puesto que cayó como fulminado al suelo,
entre contorsiones de inmenso dolor. Llevado a la casucha que hacía
las funciones de hospital y descubrirle el cuerpo para indagar cuál
pudiera ser la causa de su padecimiento, vieron que estaba afectado
de peste bubónica.
La alarma por lo sucedido cundió con
celeridad, pero casi más veloz que la noticia fue la enfermedad
misma en su propagación, de modo que el pueblo entero fue apestado
en poco tiempo, falleciendo todos sus habitantes con la excepción de
dos mujeres.
Aquel núcleo de población quedó
despoblado y borrado del mapa para siempre, y las dos mujeres, en su
huida precipitada, fueron buscando ayuda por todas las aldeas del
contorno, pero en ninguna de ellas la hallaron, siendo tratadas por
dondequiera que fueran como auténticas apestadas. Por fin, acabaron
hallando auxilio y comprensión en Adahuesca.
Ambas mujeres, únicas supervivientes
de Lascasas de Sevil, agradecidas a los vecinos de Adahuesca, les
donaron toda la Sierra de Sevil, aunque con la condición de que,
cuando murieran, fueran enterradas en la encrucijada de caminos de
los pueblos de Adahuesca, Abiego y Alberuela de Laliena, lugar que
recibe el nombre de «Crucelos».
[Datos proporcionados por Marcos
Altemir. Colegio «Sancho Ramírez». Huesca.]
[Cada 20 de mayo, se acude a la tumba
de ambas mujeres y se levanta una pequeña torre de piedras,
adornándola con flores. Tras el responso, el sacerdote echa una
piedrecilla al montón y, tras él, todos los asistentes hacen lo
mismo. También es costumbre repartir unas pequeñas tortas de maíz
entre los asistentes.]