123. JAIME I,
COFRADE DE LA VIRGEN DE LOS ÁNGELES
(SIGLO XIII. ALBENTOSA)
Una vez reconquistada la aldea de
Albentosa por las huestes del rey aragonés Jaime I el Conquistador,
en pleno siglo XIII, el lugar, situado en el límite con las tierras
levantinas, fue repoblado por cristianos llegados del reino adentro
para poner en explotación sus tierras situadas a casi mil metros de
altitud.
Transcurridos algunos años desde aquel
memorable día de la conquista, el rey volvió a pasar por Albentosa,
ciertamente hambriento y cansado, acompañado tan sólo por un puñado
de escogidos guerreros. El pueblo, situado como tantos otros en la
falda del monte, estaba desierto cuando entró el rey en él,
encontrando en sus calles tan sólo a un niño al que Jaime I le
preguntó dónde estaban los demás vecinos. Respondió el muchacho
que todos estaban en el castillo, hacia el cual dirigió el monarca
su montura siendo seguido a cierta distancia por sus acompañantes.
Conforme se iban acercando a las
murallas del alcázar, se oían más nítidamente la algarabía y el
bullicio del interior. Desde la puerta, pudo observar el rey que se
estaba preparando una apetitosa y abundante comida, circunstancia que
aún provocó más a su estómago desfallecido. Ante sus insistentes
llamadas, acudió a la puerta una mujer anciana que no reconoció en
el caballero al monarca y, sin mediar palabra alguna por parte de
éste, le dijo que nadie que no fuera cofrade de la virgen de los
Ángeles podía entrar aquel día en el castillo, ni siquiera el rey,
a no ser que se hiciera miembro de la cofradía.
Jaime I, tras aquella información tan
escueta y tajante, preguntó a la anciana qué era necesario para ser
admitido como cofrade, pues él estaba dispuesto a hacerse,
respondiéndole la mujer que bastaba con pagar una pequeña cuota y
tener deseo de serlo. Entonces, el rey llamó a su escribano y sobre
un pergamino hizo donación a la Virgen de múltiples bienes,
destacando el llamado Molino de Arriba, todavía en funcionamiento
hasta hace pocos años.
Cumplidos con creces los requisitos
precisos, el rey y su hueste pudieron penetrar en el castillo, donde
fueron recibidos como cofrades de Nuestra Señora de los Ángeles y
pudieron saciar, por fin, su hambre.
[Proporcionada por Josep Martínez Rondán.]
Tiene un área de 68 km² con una población de 267 habitantes (INE 2016) y una densidad de 3,93 hab/km².
En el término municipal se encuentran las localidades de: Albentosa (capital del municipio), y los barrios Venta del Aire, Estación de Mora de Rubielos, Fuen del Cepo y Los Mases.
Propiedad de la tierra: Siempre de realengo, por pertenecer a la comunidad aragonesa. Estuvo encuadrada en la comunidad de aldeas de Teruel el la Sesma del Campo de Sarrión, hasta la división provincial de 1833.
En la localidad destacan la iglesia de estilo gótico tardío y renacentista de Nuestra Señora de Los Ángeles del siglo XVI, restos del castillo (actual cementerio), el ayuntamiento, del siglo XVIII y el puente medieval de los siglos XV y XVI.
Sus fiestas Patronales son el 2 de agosto, Virgen de los Ángeles. Organizadas de forma voluntaria por Comisiones de fiestas, a partir de la Asociación Cultural V.A. Comprenden aproximadamente una semanas de actos festivos y otra de actos culturales.
Ibáñez González, Javier (coord.) (2009). Las Hoces del Mijares y los Caminos del Agua. Qualcina. Arqueología, Cultura y Patrimonio. ISBN 978-84-937190-0-5.
Ibáñez González, Javier & Casabona Sebastián, José F. (2013). Castillos, murallas y torres. La arquitectura fortificada de la Comarca de Gúdar´Javalambre. Qualcina. Arqueología, Cultura y Patrimonio. ISBN 978-84-937190-5-0.