2.42. LA HUIDA DE UNA REINA TAIFAL
(SIGLO XI. GALLUR)
Con la llegada de los musulmanes al
valle del Ebro, la caída de Zaragoza —Sarakusta desde entonces—
provocó la toma rápida de todas las poblaciones de su entorno,
entre ellas Gallur. El cambio de administración supuso la
islamización de la mayor parte de sus habitantes, aunque algunos
continuaron fieles a su religión cristiana: eran los mozárabes.
Cuando en el siglo XI el Califato cordobés se fraccionó en multitud de reinos taifales —pequeños
feudos regidos por reyes propios, entre los que destacaron los de
Sevilla, Badajoz, Toledo o Zaragoza—, Gallur formó parte de esta
constelación y, desde su atalaya, dominó un pequeño territorio
integrado por siete poblaciones. Era de los pocos, quizás el único,
de los reinos de taifa gobernado por una mujer.
La vida de la mayor parte de estos
pequeños feudos musulmanes fue efímera, bien por ser absorbidos por
otros más poderosos, como el de Sarakusta, bien por sucumbir a manos
de los ejércitos cristianos.
Lo cierto es que el reino de Gallur se
derrumbó en la práctica sin oposición. Bastó tan sólo para ello
que los asaltantes cristianos superaran las barreras artificiales que
defendían a la población por el sur y el este. Por el norte, el
asalto era casi imposible, puesto que existía la doble defensa
natural del río Ebro y de la cantera.
Ante aquel ataque, la reina, que iba
acompañada por varios de sus súbditos —cargados con armas,
enseres y tesoros— se dirigió a la entrada de un enorme pasadizo,
de más de seiscientos metros de longitud, que iba a parar a la
cantera y al río, en la parte norte, desde donde se podía huir. Era
lo que se conoce como «caño de los moros». Pero lo cierto es nunca
llegaron a la salida, pues un accidente les debió dejar atrapados en
las entrañas de la tierra junto con tan extraordinario botín.
Durante siglos, al eco de esta noticia,
han sido muchos los que han tratado de profundizar en el «caño de
los moros», pero nadie ha podido dar con el tesoro que la reina
pretendía llevarse.
[Datos proporcionados por J. Ramón
Belsué, José A. Navarro y Agustín Sierra, Instituto de Bachillerato de Borja.]