331. EL ESCUDO DE ARMAS DEL JUSTICIA DE
ARAGÓN
(SIGLO XV. ZARAGOZA)
A finales de septiembre del año 1394,
después de fallecer el papa Clemente, los cardenales reunidos en la
ciudad de Avignon eligieron como sucesor de san Pedro al aragonés
don Pedro Martínez de Luna, un miembro destacado de la familia Luna,
que se hizo llamar Benedicto XIII.
De todos son conocidos los problemas
que este nombramiento acarreó en toda la Europa occidental, lo que
motivó que —ante la oposición enérgica y violenta del rey de
Francia que apoyaba a otro candidato— don Pedro comenzara una dolorosa
peregrinación que le condujo a Génova (donde estuvo acompañado por
su confesor, el fraile valenciano Vicente Ferrer), a Saona, a
Perpignan y, por último, a Zaragoza, donde llegaba con toda su corte
en 1411 y era recibido con el mayor regocijo y enormes muestras de
cariño.
Coincidió su presencia en Zaragoza con
la conmemoración de la Navidad y asistió aquella noche Benedicto
XIII a los maitines, que se celebraron de manera solemne en una
basílica llena de fieles. Llegado el momento preciso, dirigiéndose
al Justicia de Aragón —en aquel momento lo era don Juan Ximénez
Cerdán, que estaba presente en la ceremonia religiosa— le invitó
a que cantara la lección quinta, la llamada imperial, rogándole que
lo hiciera manteniendo su espada desnuda, con la mano derecha, y
levantadas ambas hacia el techo.
Mientras el justicia de Aragón,
todavía sorprendido por lo que estaba sucediendo ante tan gran
concurrencia, cantaba y mantenía la espada tal como le dijera
Benedicto XIII. En aquel momento, éste se dirigió hacia los fieles
allí congregados y les dijo que lo mandaba hacer así «por ser este
magistrado fénix del mundo, a quien era debido el mayor honor y
respeto».
Desde aquel señalado día, por deseo
del controvertido papa aragonés Benedicto XIII, el brazo armado con
la espada desnuda y levantados ambos hacia el cielo serían los
símbolos representativos del justicia de Aragón.
[García Ciprés, G., «Ricos hombres
de Aragón. D. Pedro Martínez de Luna (el “antipapa”)», en
Linajes de Aragón, II (1911), 184-185.]