Mostrando entradas con la etiqueta junyench. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta junyench. Mostrar todas las entradas

jueves, 29 de julio de 2021

XV LA INNOCENCIA.

XV

LA
INNOCENCIA.



Candor
lucis aeternae, et
speculum sinè macula...
(Eccles. Cap.
24)



Angel
hermós de blanca vestidura,
Nevada flor, aucell del Paradís,
¡Oh!
tu rodejas de graciós etcís
Los goigs primers de l´humanal
criatura.



Harpa
d´argent ne tocas en l´Altura
Y fas sonriure lo dormit
infant,
Sobre bell núbol te contempla ´l sant,
Y resplendeys
ab mágica hermosura.

Tu ets com la neu del cim de la
montanya,
Portas mantell d´un blau primaverench,
Tos cabells
rossos com lo blat junyench,
Ta cara símbol que puresa
entranya.
Llum de l´aurora ta mirada banya,
Se fón la boyra,
si tu vens, y´l glaç,
Floretes naxen á ton noble pas,
La
pura estrella del matí´t companya.



Sobre
la cresta de la blava oneta
Brilla ta imatge ab lo mirar del
cel,
Ta veu ascolt de los xotets al bel,
Y en lo murmull de
tendra colometa.
Ángel qui prens del nin l´oracioneta
Y
l´ofereys á Deu en copa d´or,
Vína, no´t mogas de mon pobre
cor,
Fés qu´al Cel vaja per la vía dreta.
Diada de Sant
Agustí – 1880.





DEL LLIBRE SEGON.




XV
LA
INOCENCIA.



Ángel
hermoso de blanca vestidura, nevada flor, ave del Cielo; tú rodeas
de gratos hechizos los primeros goces de la existencia humana. Tocas
tu arpa de plata en el Altura, y haces sonreir al niño dormido; los
santos te contemplan en la nube, que resplandece con mágica
belleza.

Eres como la nieve de las altas cumbres; manto llevas
de azul primaveral; tus cabellos son rubios, como en el mes de Junio
las espigas del trigo; tu cara es el símbolo de la pureza. La luz de
la aurora está en tus ojos; á tu presencia se deshacen las nieblas
y los hielos; á tu paso nacen las florecillas; síguete de cerca el
lucero de la mañana.



Sobre
la cresta de la azul ondina, brilla tu imágen con la luz del cielo;
escucho tu voz en el balar de los corderillos (cabritillos),
en el arrullo de las tórtolas. ¡Oh ángel, que tomas la oracion del
niño, y la ofreces á Dios en áurea copa, vén, no te muevas de mi
pobre corazon, condúcele al Cielo por las más recta vía.