2.75. LA RECONQUISTA DE MORÉS (SIGLO
XIII. MORÉS)
Jaime I el Conquistador, rey de Aragón
—según la tradición, pues no puede ser de otra manera—, decidió
sitiar varias localidades musulmanas de las que festonean la ribera
del río Jalón. Todas ellas se resistieron a las armas cristianas,
aunque finalmente fueron cayendo una tras otra.
En el caso de Morés, el rey aragonés,
que había sido capaz de conquistar la populosa ciudad de Valencia,
se encontró con una tenaz resistencia, impropia de población tan
pequeña y desvalida. El alcaide sarraceno había organizado de tal
manera su defensa que el sitio al que le sometían las tropas
cristianas se prolongó durante varios meses.
Ante tales dificultades, Jaime I puso
en práctica una estratagema que le había dado excelentes resultados
en ocasiones similares: desmoralizar a los sitiados, a los que creía
al límite de sus fuerzas. Dominando el río como dominaba, pensó
que los habitantes musulmanes de Morés apenas tendrían agua para
beber, por lo que envió al alcaide unas ánforas llenas de agua,
creyendo que no la podrían tomar del Jalón, y que la fuente, dado
el rigor del caluroso verano que padecían, estaba seca, tal como le
habían indicado sus espías.
Aún no habían transcurrido dos horas
cuando el alcaide moro envió al campamento cristiano una comitiva,
encabezada por una bandera blanca, para agradecerle el presente y
entregarle, por su parte, varias cestas chorreando agua por entre sus
mimbres, repletas de peces recién pescados.
Regresaron a Morés los embajadores. Su
orgullo y honor seguían intactos, aunque no tanto sus despensas, tal
como sospechaba el rey cristiano. Éste siguió esperando, acampado
con sus tropas a la vera del río, no dejando entrar ni salir a nadie
de la población. La huerta y los caminos por donde podían llegar
los socorros necesarios para la subsistencia eran suyos. Al final, se
impuso la capitulación con honor, resaltando Jaime I, en el momento
de la entrega de las llaves, la entereza y el ingenio del alcaide y
sus súbditos. No obstante, nunca llegó a saber cómo habían
burlado los habitantes de Morés la vigilancia que les permitió
beber agua y comer peces durante el largo asedio.
[Una coplilla alusiva recuerda todavía
hoy tan fantástico hecho:
«¡Ay, Morés, el de los peces...!
Te quisieron conquistar
con ánforas de agua fresca
para tu sed apagar,
y les devolviste cestas
después de ir a pescar».]
Te quisieron conquistar
con ánforas de agua fresca
para tu sed apagar,
y les devolviste cestas
después de ir a pescar».]
[Sebastián, F., Morés. Fiestas de San
Félix. Programa de Fiestas, 1982.]
Morés es una localidad y municipio español de la provincia de Zaragoza, comunidad autónoma de Aragón.
Morés se localiza en pleno sistema Ibérico zaragozano, bajo las faldas de la sierra de su mismo nombre.
Junto al casco urbano, sobre un altozano, se encuentran los restos del castillo, catalogado como Bien de interés cultural en su categoría de zona arqueológica. Cerca de Morés se encuentra el antiguo poblado celtíbero de Morkes.
En el término municipal se encuentra la localidad de Purroy.
Entre sus hijos ilustres cabe destacar a Josef Delgado y Villalba, que vivió durante los siglos XVII y XVIII. Fue canónigo magistral de la catedral de Albarracín. Y sobre todo a Faustino Sancho y Gil (Morés 1850, Épila 1896). Destacado político, escritor de memorias y biografías y culto orador, fue diputado provincial y diputado a Cortes por Tarazona, presidente del Ateneo de Zaragoza, individuo de varias academias y por dos veces presidente de los Juegos Florales de Calatayud.
San Félix 30 de Mayo. Fiestas mayores con actos religiosos y profanos como charangas, orquestas nocturnas, espectáculos taurinos (estos de gran popularidad, hasta el Che Guevara estuvo una vez).
Virgen del Rosario. Primer domingo de octubre. Un fin de semana con actos religiosos y profanos.
http://todomores.blogspot.com/2008/03/mores-un-poco-de-su-historia_1139.html
https://www.brujulea.net/lugares-mores
https://issuu.com/sabinius/docs/notas_historia_revisada_tobajas_201