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domingo, 29 de diciembre de 2019

Dels Porters de massa.


Dels Porters de massa.

Pertanyse que real magestat la qual los sotsmeses ab diverses maneres en pau e en justicia defen a custodia de la sua persona en diverses maneres e ab diverses officis preveen proveesca. Emperamor daço oltra los uxers darmes porters a custodia de la nostra persona vuit esser ordonam dels quals dos dins lo hostal on nos jaurem jaguen: e apres per ço con no tan solament per los uxers entraments no deguts a la nostra persona sien vedats ells davant nos neguns altres entre nos e ells exceptats los camarlenchs e anant e tornant de la taula los majordomens los quals per especial raho esser volem anar permetents axi cavalgan con en altra manera anar manam. E a ells encara manam que dos dells continuament nos menjants davant la nostra taula estien guardant que sino aquells que deuen a la nostra taula no sapropinquen et que un daquells vaja a la cuyna davant aquells qui la nostra vianda deuen aportar ell tornant davant les viandes les quals a nos aportaran: cor tanta e tal multitud poria esser de gents e molts estar davant la taula que en anant e tornant les viandes de la cuyna porien reebre triga desordenada. E per ço car a la experiencia del dit offici se pertanye fer desar les gents davant la nostra presencia en tot loch volem esser portades per ells maces: a manament empero dels dits uxers los dits porters anar e complir los manaments daquells sien tenguts e encara a manament de nostres consellers e secretaris en la vila on nos serem la on trametre los volran anar no recusen: les portes de nostres cambres foranes per ells volem esser guardades quan per altres affers no seran occupats en lo qual cas per guardar les dites portes necessariament dos daquells hi romanguen axi que sino segons que degut sera en nostres cambres a alcun entrament per ells no sia donat. Volents que al nostre camarlench sagrament e homenatge facen que tot perill de la nostra persona esquivaran et totes coses les quals a nos nocives esser poguessen a nos aquelles decontinent revelaran e quels nostres manaments expresses e especials fermament exeguiran e perill de mort per tuycio de nostra persona no esquivaran e que per ells alcuna cosa feta no es nes fara perque les coses damunt dites no pusquen fermament observar.


jueves, 18 de julio de 2019

EL ORIGEN DE LOS MAZA


140. EL ORIGEN DE LOS MAZA (SIGLO XI. HUESCA)

El asedio de las tropas cristianas a la importante ciudad mora de Huesca era una realidad. Poco a poco iban llegando al campamento los refuerzos solicitados a cada uno de los seniores y pueblos del reino, acudiendo a la llamada incluso varios nobles y soldados a caballo del otro lado de los Pirineos. Era sabido, no obstante, que los musulmanes oscenses también esperaban ayuda de sus aliados zaragozanos e incluso de cristianos de Castilla.

De las montañas pirenaicas llegó al campamento cristiano del rey Pedro I un caballero llamado Fortún de Lizana. Se trataba de aquel al que Sancho Ramírez, su padre, había sentenciado a muerte años atrás y que, para eludir el trágico castigo, huyó a las montañas, esperando hacer méritos para obtener el perdón real y poder integrarse en la vida del reino.

Enterado Fortún de Lizana en su voluntario y apartado retiro de la desgraciada y fortuita muerte de Sancho Ramírez ante los muros de Huesca, creyó llegado el momento de hacerse perdonar y de aportar a la importante empresa bélica que se pretendía sus propios brazos, los de sus guerreros y unas armas, hasta entonces no utilizadas por nadie, que demostraron ser de una terrible contundencia y eficacia.

Explicó Fortún de Lizana al rey Pedro I cómo funcionaban aquellas pesadas mazas que estaban unidas a gruesas cadenas de hierro, y ordenó a sus soldados que hicieran una demostración práctica. El efecto fue inmediato, puesto que no existía de momento ningún arma defensiva que pudiera contrarrestarlas. Para intimidar al enemigo, que vigilaba desde el interior del muro, se hicieron demostraciones similares a lo largo de todo su perímetro y el desánimo empezó a cundir entre los sitiados.

Se libró la batalla final y la actuación de Fortún de Lizana y de sus hombres fue tan decisiva que don Pedro I llamó al proscrito caballero y le perdonó, siendo acogido en el seno de los seniores aragoneses. Además, mandó que en adelante se le llamase Fortún de la Maza, como así se le conoció en el futuro.

[Ubieto, Agustín, Pedro de Valencia: Crónica, págs. 109-110.]