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sábado, 20 de junio de 2020

208. LA LARGA ESPERA DE LA REINA MORA

208. LA LARGA ESPERA DE LA REINA MORA
(SIGLO XV. RASAL)

Buena parte de las familias de los moros que vivían en la aldea de Rasal
—cuando estas tierras y las de los llanos de Ayerbe y de Huesca, más allá de las montañas, fueron reconquistadas por los cristianos— se quedaron a vivir allí, donde tenían raíces de siglos.

Pero la pequeña comunidad mudéjar de Rasal, a pesar de convivir pacíficamente con la cristiana, fue agostándose poco a poco hasta quedar extinguida, aunque buena parte de sus costumbres y de su léxico fueron asumidos por los conquistadores.

No obstante, es sabido que al final quedó una sola mujer —una reina mora, según nos relata la tradición— que había sido encerrada hacía siglos, en el de la reconquista de Rasal, sin duda. Debió ser encerrada para salvar su vida por el rey moro en el momento de la huida precipitada, esperando volver a Rasal para rescatarla cuando las cosas se calmaran o incluso pudieran recuperar su tierra.

Vivía y vive aún la reina mora en una conocida cueva que se abre muy cerca de la ermita de Nuestra Señora de los Ríos, donde sigue esperando paciente al rey moro al que amaba y del que, sin duda, todavía sigue enamorada.

La reina mora apenas se deja ver a la luz del día, pero todo el mundo sabe en Rasal que un día al año los manantiales que manan cerca de la ermita de la Virgen se secan por completo, sin duda porque la reina mora, desde su cueva y al amparo de la noche, los obstruye con tierra y ramas. Es, sin duda, más que de protesta un recordatorio por la situación secular en la que se encuentra.

Todos saben que el día en que su amor y rey moro regrese para rescatarla y llevarla consigo, porque quedarse a vivir allí no parece probable, dejará de obstruir los manantiales que fluyen en torno a la ermita de Nuestra Señora de los Ríos, donde beben agradecidos quienes se acercan a rezar a la Virgen y a ver si tienen la suerte de intuir siquiera la silueta tenue de la reina mora.

[Recogida oralmente.]



Virgen de Los Ríos, Rasal, parecida a la Moreneta 

En esta imagen muestro la talla sedente de la Virgen de Los Ríos. Es una escultura románica procedente de la arruinada ermita de su mismo nombre ubicada a kilómetro y medio al sur del núcleo de Rasal, remontando el curso del barranco de la Virgen. Las ruinas que restan de dicha ermita son de época muy posterior. "Virgen negra", (collóns, s´assemelle a la Moreneta) que como muchas otras acaso evoque historias de Templarios y ritos encubiertos hacia deidades egipcias. Se custodia en la parroquial de Rasal.

domingo, 14 de junio de 2020

201. EL TESORO DE LA REINA MORA


201. EL TESORO DE LA REINA MORA (SIGLO XII/XIII. CUEVAS DE CAÑART)

De uno de los múltiples combates más o menos importantes que se libraron durante la Reconquista entre los musulmanes y los cristianos, la leyenda cuenta que en él murió un rey moro en pleno campo de batalla, dejando tras de sí a su viuda y un hijo de escasa edad.
En medio de aquella pelea, y antes de que los vencedores cristianos pudieran apoderarse como botín de los bienes familiares, la reina viuda y su pequeño hijo huyeron al galope de su caballo, tratando de buscar un refugio seguro. Llevaban consigo un enorme y fabuloso tesoro que, para poder cabalgar más deprisa y poner a salvo sus vidas, escondieron en tierras aledañas al pueblo de Cuevas de Cañart, con la esperanza de poder recuperarlo algún día si el signo de la guerra se les tornara favorable.
Quizás temerosos por la persecución que, sin duda, se habría organizado para darles alcance, no tuvieron en cuenta la difícil orografía por la que cabalgaban y acabaron despeñados en un lugar indeterminado, de modo que desaparecidos en el fondo de algún barranco madre e hijo quedó para siempre ignorado el lugar donde se halla el tesoro.
Se cree que, mucho tiempo después de que sucedieran estos hechos, un pastor cristiano encontró el tesoro por pura casualidad y, tras marcar convenientemente el terreno, fue a buscar ayuda a su pueblo para recuperarlo y trasladarlo en caballerías. Sin embargo, cuando el pastor regresó al lugar acompañado por varios de sus vecinos, no sólo había desaparecido de nuevo el tesoro, sino también los materiales y utensilios que había dejado como marca y señal.
Por eso, aún buscan por las cercanías de Cuevas de Cañart de cuando en cuando quienes conocen esta historia, con la esperanza de hallar el tesoro de la reina mora que se quedó viuda y huía con su hijo.
[Recogida oralmente.]