224. DOS PRETENDIENTES PARA ZAIDA
(SIGLO XI. CELLA)
A finales del siglo XI, en la parte más
oriental de la serranía de Albarracín, se alzaba un imponente
castillo gobernado por el alcaide don Garcí Núñez, señor de
Celfa, hoy Cella. Tenía este caballero cristiano una hermosa y única
hija, llamada Zaida, cuyo amor se disputaban dos cualificados
pretendientes: el árabe Melek, hijo del valí (walí) de Albarracín, y
Hernando, conde cristiano del castillo de Abuán.
Don Garcí Núñez era padre y señor a
la vez, doble condición que mediatizaba la decisión a tomar
respecto al futuro de su hija. Por una parte, deseaba lo mejor para
ella, pero, por otra, tenía que velar por los intereses de Celfa,
cuya supervivencia dependía de las buenas relaciones de amistad con
los señores vecinos, tanto moros como cristianos, y la
disponibilidad o no de agua para hacer de su señorío un territorio
habitable y rico.
Dispuesto el padre, pues, a elegir al
mejor pretendiente posible para su hija y para el señorío de Cella,
les impuso a ambos sendas condiciones, de modo que Zaida sería para
quien antes cumpliera la suya: a Hernando la mandó buscar y hacer
aflorar agua del subsuelo; a Melek, reconstruir el antiguo acueducto
romano, que tomaba sus aguas en el Guadalaviar. De cualquier modo,
quería asegurar el agua para la población de Cella.
Cada uno se entregó con tesón a su
tarea, pero pronto un fortuito hecho acabó descubriendo a Melek que
la muchacha prefería a Hernando, su rival. Un atardecer en que
estaban todos junto al Cid, que andaba de paso por la zona y habían
acudido a rendirle pleitesía, Zaida ofreció a Hernando agua
amorosamente con sus manos. En un ataque de celos, Melek intentó
acabar con su contrincante pero fue vencido por Hernando, aunque éste
moriría también poco después a manos de un esbirro del valí, que
vengó así la muerte de su hijo.
Zaida murió a los pocos días, incapaz
de soportar tanta tragedia, pero hoy, muchos años después, en las
noches de luna llena, se puede ver en las aguas de la fuente de Cella
la imagen de una hermosa mujer dando de beber con sus manos a un
apuesto galán.
[Deler, Pascual, «Tradición celdana:
Zaidía», Xiloca, 3 (1989), 243-246.]