122. LA RÉPLICA DE LA VIRGEN DE LA
ALEGRÍA EN BARCELONA
(SIGLO XIII. MONZÓN)
Es bien conocido por todos cómo el rey aragonés don Jaime I el Conquistador —educado en las armas y en
las letras por los Templarios en el castillo de Monzón tras la
muerte de su padre Pedro II— sentía por estas tierras una especial
predilección, lo cual es muy natural, puesto que siendo niño había
recorrido y jugado por todos los alrededores. Recordaba perfectamente
el castillo, el Saso y su fuente; recordaba los parajes refrescantes
a la vera del caudaloso Cinca y del Sosa exiguo; rememoraba de cuando
en cuando al viejo eremita de san Vicente y santa Quiteria; evocaba
durante alguno de sus continuos y largos viajes la ermita de Nuestra
Señora de la Alegría, donde iba montado sobre un enorme caballo ...
Asimismo, era y es de sobras conocida
la grande y profunda devoción que Jaime I el Conquistador tuvo
siempre por la figura de la Virgen, predilección de la que existen
multitud de pruebas tanto reales como legendarias. No es extraño,
por lo tanto, que sintiera algo muy especial en su interior cuando se
trataba de cosas referentes a la virgen de la Alegría, a cuyos pies
había orado y jugado tantas veces.
Como es natural, su intensa actividad
política y militar como rey y señor de tantos territorios como
alcanzó a gobernar no le permitía desplazarse, como sin duda era su
deseo, a Monzón para deambular sosegadamente por sus alrededores.
Por lo tanto, ordenó tallar a un excelente escultor de la corte una
réplica casi exacta de su amada virgen de la Alegría montisonense
y, cuando estuvo finalizada y a su gusto, la hizo llevar a Barcelona,
ciudad a la que solía acudir muy a menudo.
Una vez en la ciudad condal, la hermosa talla fue colocada en la
catedral, junto a la puerta de san Ibo.
Cuando Jaime I estaba en Barcelona,
donde los asuntos de la Corona le llevaban con una cierta frecuencia,
solía acudir a la catedral y visitar la imagen réplica de Nuestra
Señora de la Alegría, como lo han hecho y hacen tantos
montisonenses desarraigados de su tierra, sirviéndoles de vínculo,
como al mismo rey, con sus propios recuerdos de niño.
[Castillón, Francisco, El santuario de
la virgen de la Alegría de Monzón, pág. 81.]
La Navidad trae la Alegría: el nacimiento del Niño Jesús. Es por ello que existe una Virgen de la Alegría, ya que es la Virgen María quien da la Alegría al mundo. Esta Virgen se venera en una de las primeras capillas que se encuentran entrando en la Catedral de Barcelona por la puerta de Sant Iu, justo a mano derecha. Es aquí también donde actualmente está enterrado el Cardenal Jubany, que fue arzobispo de Barcelona entre los años 1971 y 1990.