Mostrando entradas con la etiqueta Santa Isabel. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Santa Isabel. Mostrar todas las entradas

domingo, 24 de noviembre de 2019

LOS AMORES DE CLARA Y MANFREDO

180. LOS AMORES DE CLARA Y MANFREDO (SIGLO XIII. TARAZONA)

Pedro III iba con frecuencia a Tarazona, ciudad especialmente querida por su esposa, la siciliana Constanza, que solía venir acompañada por un séquito de fieles personas, como Bella, su nodriza, y su joven paje siciliano, Manfredo.

En cierta ocasión, en el alcázar se dio una recepción en honor de los embajadores que habían ido a apalabrar la boda de la infanta Isabel (luego santa Isabel) con el monarca luso Dionis, contándose entre los asistentes Clara, hija de un caballero turiasonense por la que la reina sentía predilección.

Entre Clara y Manfredo surgió lo que parecía un apasionado amor, y todos los días se encontraban en la olmeda de la fuente del Beso. Pronto se intuyó en palacio que las relaciones habían ido más allá de lo que los preceptos religiosos permitían, de modo que Manfredo se vio obligado a dar palabra de casamiento a Clara, con gran alegría de doña Constanza, la reina


LOS AMORES DE CLARA Y MANFREDO, Tarazona, fuente del beso


Sin embargo, las relaciones entre Clara y Manfredo se fueron enfriando hasta que, en cierta ocasión, cuando llegó él desde Barcelona no fue a verla y la joven provocó un encuentro con Manfredo, que se resistió a efectuar la boda.

Confesó Clara lo sucedido a la reina quien le afeó el haberse entregado a Manfredo antes del matrimonio, pero, no obstante, accedió a hablar con el joven para tratar de solucionar la desavenencia. Todo fue en vano. El paje real le dijo a doña Constanza que, como ella bien sabía por su origen, ningún caballero siciliano llevaría al altar a una de sus mancebas. Al saberlo, Clara tomó una decisión.

Un atardecer, como solían hacer, citó a Manfredo en la fuente del Beso, quien acudió pensando en una despedida amistosa. Clara, no obstante, volvió a recordarle la promesa. Este, ante la nueva negativa, en un descuido del joven, le hundió la daga que llevaba escondida. Se tornó roja el agua de la fuente y del Queiles, mientras el cuerpo de Manfredo quedaba inerte.

La joven huyó de Aragón temerosa de la justicia del rey e ingresó en un convento de clarisas, de donde la quiso rescatar santa Isabel, ya reina de Portugal, cuando se enteró de tan triste historia.
Pero Clara, aunque agradecida, declinó la oferta, contestándole que «no quiero servir en corte alguna, porque estoy vieja para dama y muy moza para dueña».

domingo, 28 de abril de 2019

EL ORIGEN DE CENTENERO


10. EL ORIGEN DE CENTENERO (SIGLO VIII. CENTENERO)

Cuando Muza se adueñó de toda la parte llana del Ebro, un buen número de familias cristianas decidió emigrar precipitadamente hacia las tierras del norte antes que someterse a la nueva administración, buscando el amparo de las montañas y la dificultad de los caminos para hallarse seguros y pensar en el porvenir. Se constituyeron así diversas y minúsculas comunidades que vivían aisladas unas de otras. Uno se estos pequeños grupos de huidos halló acomodo a la vera del Gállego de aguas de nieve, al que con ímprobos trabajos arrancaron huertas para la subsistencia.

No obstante, esta táctica vital de mera subsistencia en libertad no siempre aseguró la tranquilidad a estas pequeñas agrupaciones de cristianos, puesto que los ríos siempre han favorecido el paso, de modo que, de cuando en cuando, los musulmanes del llano se adentraban belicosos por estos valles causando la desolación de sus habitantes, que apenas podían oponerse. Así le ocurrió a nuestra pequeña comunidad.

Aunque la medida que se vieron obligados a adoptar dificultaba sus medios de vida, los habitantes del pueblecito que había surgido junto al río tuvieron que asentarse en la sierra de Santa Isabel buscando una mejor defensa. Ello les obligó a cambiar también sus cultivos y sus ganados. En aquel medio físico ciertamente más hostil, se adaptaron tan perfectamente las semillas de centeno que este cereal se convirtió para ellos en su principal medio de vida y moneda de trueque. Poco a poco, el poblado fue conocido por los cristianos con el nombre de Centenero.

Cuando todos los hombres de estos valles, aglutinados en una organización político-militar cada vez más estable —primero condado y luego reino—, fueron capaces de defender el portillo que el Gállego abre junto a Santa María, y levantaron con gran esfuerzo el castillo de Cacabiello, la comarca ganó en tranquilidad y paz. Eso posibilitó que los habitantes del Centenero alto pudieran abandonar las tierras altas y bajar de nuevo, acercándose a la vera del río, pero el topónimo y el recuerdo quedaron para siempre.

[Brufau, Mª Pilar, «De las leyendas alto-aragonesas», Aragón, 270 (1964), 4-5.]


https://es.wikipedia.org/wiki/Centenero

Centenero (Zentenero en aragonés) es una localidad de la comarca Hoya de Huesca que pertenece al municipio de Las Peñas de Riglos en la Provincia de Huesca. Su distancia a Huesca es de 65 km.

https://cimanorte.com/5-leyendas-del-pirineo/

https://www.huescalamagia.es/blog/10-leyendas-magicas-para-contar-en-la-noche-de-halloween/

http://www.romanicoaragones.com/fortificaciones/990419-Cacabiello.htm