4. LA RESISTENCIA DE TRASOBARES A LOS
MOROS (SIGLO VIII. TRASOBARES)
La conquista del valle del Ebro por los
musulmanes una vez que atravesaron el estrecho de Gibraltar fue
meteórica, en buena parte debido a las múltiples capitulaciones que
lograron, es decir, sin que mediara resistencia armada y sí pacto.
Pero este no fue, ni mucho menos, el
caso del poblado que pronto sería llamado Trasobares, cuyos
habitantes decidieron atrincherarse tras las defensas de adobe y
piedra que rodeaban al castillo, prefiriendo la lucha y la
resistencia hasta la muerte antes que entregar las llaves de su
pueblo a los invasores. Hicieron acopio de grano, aceite y animales
para el sacrificio y repararon las conducciones de agua de las calles
para que la recogida de la lluvia fuera a parar toda a los aljibes
sin que se perdiera ni una sola gota.
La defensa de aquellos hombres y
mujeres —pues participaron todos— fue heroica, manteniendo a raya
a los asaltantes. Y perfectamente organizada, pues cada uno,
incluidos los niños y ancianos, tenía asignada una misión
concreta. Pero de entre todos los defensores destacaba la
personalidad y el arrojo de tres auténticos capitanes del poblado
cuyos nombres conocemos: Hernando Sánchez, García Aznar y Beltrán
Gascón.
Para los combatientes moros
—acostumbrados a vencer con rapidez allí por donde pasaban y que
aquí tuvieron que prepararse para mantener un asedio que no
esperaban ante alcázar tan pequeño— aquellos tres valientes
—«trium obantium» les denominaban
los cristianos en su latín— se convirtieron en un escollo de
difícil superación que prolongó en demasía la caída del castillo
durante algunas semanas.
Poco a poco, a la fortaleza y al pueblo
—cuyo nombre desconocían los sitiadores— se les fue llamando
como los de «trium obantium» —el de los
«tres valientes»—, denominación
que con el paso del tiempo fue transformándose hasta derivar en
Trasobares, tal como se le conoce hoy.
[Recogida oralmente.]
https://es.wikipedia.org/wiki/Trasobares