Mostrando entradas con la etiqueta ZARAGOZA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ZARAGOZA. Mostrar todas las entradas

domingo, 14 de junio de 2020

196. LA VENGANZA DE ABDELMELIC


196. LA VENGANZA DE ABDELMELIC (SIGLO XI. ALBARRACÍN)

A fines del siglo XI, los territorios independientes de la taifa de Albarracín estaban rodeados de los de la importante taifa de Sarakusta, de los de Molina, Cuenca y Alpuente, y de unos minúsculos señoríos vasallos del Cid. Sus pequeñas cortes eran hervideros de confabulaciones y las relaciones con los alcaides de sus fortalezas no estaban exentas de episodios más o menos intrigantes.
El segundo señor independiente de la Sahla, Abdelmelic ben Razín, tuvo ocasión de vivir una de estas intrigas en el castillo de Adakún, hoy Alacón, del que era alcaide y vasallo suyo un tal Obaidalá, cuñado de Abdelmelic, puesto que estaba casado con una hermana de éste.
Tramó con cuidado y sigilo Obaidalá el asesinato de su cuñado y señor, hombre ya mayor, con el deseo de sucederle en el gobierno de la Sahla. Para ello, invitó a su palacio a Abdelmelic y a sus hombres de confianza, ofreciéndoles un banquete en el que corrieron profusamente comida y vino. Cuando el señor de Alacón creyó llegado el momento, sus esbirros se lanzaron sobre Abdelmelic y le hirieron gravemente. Ante el drama que se estaba produciendo, la hermana del agredido —y esposa a la vez del agresor— pudo subir al piso superior y solicitar auxilio al exterior, de modo que los servidores de Abdelmelic entraron en el recinto y prendieron a los agresores, dejando con vida al traidor y a su hijo, tal como les pidió su señor, que yacía herido.

Los organizadores de tan sangriento festín fueron castigados con saña para que sirviera de escarmiento y Abdelmelic —que salvó la vida, aunque le quedaron cicatrices del atentado— hizo comparecer públicamente a Obaidalá, su cuñado, ordenando que le cortaran manos y pies, que le vaciaran los ojos y, por fin, que fuera crucificado a la vista de todos, como así se hizo, desoyendo las súplicas de su hermana. En cuanto al hijo del señor de Alacón, que era su sobrino y había participado también en la conspiración, decidió dejarle en libertad, pero no sin antes ordenar que le fuera cortado un pie para que nunca le pudiera perseguir.
Hay quien, todavía hoy, cree oír en Alacón, junto a las ruinas del castillo, los lamentos de una mujer, sin duda la esposa de Obaidalá, gemidos por el hijo al que su marido, el señor de la Sahla, castigara.

jueves, 5 de marzo de 2020

Cincomarzada, cinco de marzo


La cincomarzada:

hoy Aragón - Zaragoza - cincomarzada



Muchos zaragozanos y zaragozanas se habrán ido enterando, en estos últimos años, del porqué de la fiesta local zaragozana del Cinco de Marzo. Hay que remontarse a 1838 y a un enfrentamiento civil entre liberales y carlistas aragoneses. Espero que se vaya abriendo paso, poco a poco, la recuperación de esos retazos de la memoria y dignidad comunes.

En 1833 moría sin descendencia masculina Fernando VII siendo nombrada sucesora su hija Isabel bajo la regencia de su madre María Cristina, cercana a liberalismo. No todos los sectores aceptaron la sucesión por vía femenina, sobre todo el absolutista que nombró sucesor al hermano de Fernando, Carlos María Isidro, tomando el nombre de Carlistas. Comenzaba una guerra civil que duraría hasta el año 1840. La madrugada del 5 de marzo se concentró a las afueras de Zaragoza una partida del ejército carlista de 3.000 soldados de infantería y 300 de caballería dirigidos por Juan Cabañero y Esponera; las tropas carlistas aprovechando la madrugada, entraron en la ciudad como le vino en gana, sin ningún tipo de resistencia por las tropas isabelinas que defendían la plaza. Durante la madrugada, las tropas carlistas entran en Zaragoza con dos escalas que les lanzan del interior por la Puerta del Carmen, posesionándose de ella y al poco de la de Santa Engracia. Tres batallones ocupan el Coso, la calle Predicadores, La Magdalena, la Plaza del Mercado, San Pablo, la Plaza de San Felipe, el arco de San Roque, y la calle de San Gil. Cabañero, general carlista, queda con un batallón y la caballería en Torrero. La llegada de las tropas pilló desprevenidos a los zaragozanos que se despertaron con las vivas a Carlos V, Cabañero y a la Inquisición.
La guarnición liberal, al mando de Esteller, hizo el ridículo más completo, militarmente hablando. Los protagonistas de la acción principal fue una vez más el vecindario zaragozano. El cual, como muchas veces en aquel siglo, llegó por sí solo a donde no llegaban quienes tenían el deber de hacerlo. La reacción de los vecinos zaragozanos no se hizo esperar, desde sus ventanas, comenzaron a lanzar toda clase de muebles, trastos y enseres para crear barricadas y entorpecer el paso a los carlistas mientras tanto, los soldados isabelinos ya recuperados de su torpeza, cargaban contra los invasores. Desde la Real Audiencia y casas contiguas se hace fuego contra los carlistas. Combates en torno al arco de San Roque. Vecinos, milicianos nacionales y militares combaten a las tropas carlistas, incluso lanzando tejas y otros objetos contundentes desde los tejados y ventanas de las casas. Combates en la Plaza del Mercado y calle de San Pablo. Los combates a lo largo del Coso y el barrio de San Pablo. Las mujeres de nuevo jugaron un papel importante lanzando agua y aceite hirviendo desde sus ventanas al paso de las tropas de Cabañero. Ante la dura resistencia de su población, el ejército carlista abandonara el casco antiguo de la ciudad, huyendo hacia las puertas. Los carlistas retroceden. Unos 600 se atrincheran en la parroquia de San Pablo, el resto huye por las puertas del Carmen y Santa Engracia, que recuperan los isabelinos. Unas decenas de carlistas intentan huir por el Portillo pero son muertos o apresados. Los que resisten en San Pablo se rinden y quedan prisioneros. Después de una larga noche, la ciudad amanece en paz. Cabañero ha retirado sus tropas a varias leguas de Zaragoza. Dice un dicho popular que Cabañero, nada más ocupar la ciudad, entró en una chocolatería y pidió un tazón de chocolate caliente, la rápida reacción heroica del pueblo sorprendió a Cabañero teniendo que huir sin ni siquiera probarlo. En 1840, Cabañero, unido tras el Convenio de Oñate a Espartero, entró en Zaragoza formando parte de las tropas isabelinas que habían de combatir a Cabrera. Los zaragozanos, al verlo desfilar por sus calles, le gritaban: “¡Cabañero, que se te ha enfriado el chocolate!”. La regente Mª Cristina, en nombre de su hija Isabel II, honró por esta heroica acción a la ciudad y a sus ciudadanos, con el hermoso título de «Siempre Heroica» y las ramas de laurel para su escudo de armas por defender sus vecinos la legalidad constitucional. La distinción fue concedida por la Regente María Cristina el 8 de marzo de 1838, y publicada al día siguiente en la Gaceta de Madrid (antecedente del BOE). Una vez terminada la guerra en 1840, el Ayuntamiento de Zaragoza declaró festivo el aniversario del 5 de Marzo y lo conmemoró oficial y solemnemente. Su celebración quedó en el olvido durante la lamentable Guerra Civil del siglo XX (1937), hasta 1977, año en que extraoficialmente se volvió a celebrar, fue en 1981 cuando la fiesta volvió a ser considerada festivo local. Por desgracia, se celebra con las manipulaciones históricas que algunos hacen para apropiarse de nuestra historia.

La fiesta es retomada por los zaragozanos con salidas al campo pero ya habiendo perdido su motivo original y protagonizada con banderas e ideologías que nada tienen que ver con la heroica resistencia ciudadana.
Feliz Cincomarzada, conciudadanos.

*Artículo publicado en la página de Facebook ‘Corona de Aragón’

domingo, 16 de febrero de 2020

XXX, reg 6, Jaime I, 21 agosto 1259

XXX. 
Reg. 6 Jac. I. Pars. Ia n°10. Fol. 138. 21 ag. 1259. (XII kalendas septembris anno Domini MCCL nono.)

Per nos et nostros concedimus et donamus vobis et universis et singulis sarracenis nostris Cesarauguste presentibus et futuris imperpetuum quod aliquis vel aliqui officiales nostri non compellant vos nec possint vel audeant compellere pro aliquibus causis vel querimoniis que inter vos vertentur nisi tantum secundum vestram açunam et non aliter aliqua ratione nec ad faciendum super aliquibus causis que inter vos vertentur testimonium nisi secundum vestram açunam. Mandantes bajulis zavalmedinis justicie juratis et universis aliis officialibus quod contra hanc concessionem nostram non veniant nec aliquem venire permitant aliquo modo vel aliqua ratione. Datum Ilerde XII kalendas septembris anno Domini MCCL nono.

xxxi-reg-6-16-noviembre-1259-unocastello-uncastillo-judeos-judios

lunes, 13 de enero de 2020

De la festa de sent Nicolau.

De la festa de sent Nicolau.

Per semblant manera que de la festa de sent Marti havem ordonat daquesta festa de sent Nicholau con sia axi mateix confessor en la Esgleya nomenat esser fet declaram: exceptat que lo reraltar istoriat ne sia detret. Mas pero con la cappella del palau nostre de la ciutat Dosca a honor daquest sant sia intitulada: volem e manam que si aquest dia en la dita ciutat presents serem que del rerataule dargent e del tabernacle dargent e de les altres coses sia fet axi con en lo dia de sent Marti manam esser fet si en la cappella nostra de Saragoça aquel dia fossem presents.


domingo, 12 de enero de 2020

Épila, Ángel Valero Algora, conde de Monte Negrón

ÉPILA AL EXCMO SR. Dn ÁNGEL VALERO Y ALGORA CONDE DE MONTE NEGRÓN
GRATITUD
Copia del Acta de 6 de septiembre de 1885.

En la Villa de Épila a 6 de septiembre de 1885. Reunidos en la Sala de Sesiones de la Casa Consistorial bajo la Presidencia del Sr. Teniente 2º Alcalde ejerciente: Don Ponciano Bernadaus, los Señores: Don León Trasobares Don Pascual Saló, Don Ramón Bellido, Don José Sanjuán, Don Felipe López, Don Toribio Egea, Don Pelayo Bernadaus, Don Ramón Egea, Don Pablo Ibáñez, Don Mariano Romanos Cazaña, Don Florencio Sariñeña, Don Gorgoño Bella, Don Miguel Cabeza, Don Juan Ondiviela González, Don Vicente Ripa, Don Pascual de la Muela, Don Julián Albera , Don José González, Don Faustino Sola, Don Manuel Rodríguez, Don Jaime Villanueva, Don Martín Gaspar, Don Nicolás Farjas, Don Pedro López Martinez, Don Francisco Soler, Don Tomás Aguirre, Don Manuel Va Navarro, Don Conrado Espiago, Don Margarito Gormán, Don Sabino Farjas, Don Marcelino Bernadaus, Don Florencio Alonso, Don Francisco Rodríguez, Don Mariano Gaspar, Don Cándido Sanz, Don Pascual Llanas, Don Calixto Ferrer, Don Faustino Cortés, Don Miguel Barraqueta, Don Andrés Langarita, Don Manuel Latre, Don Antonio Domingo, Don Romualdo Huerta, Don Julián Roncal, y Don Pedro Estrada. De todos que componen el Ayuntamiento, asamblea, municipal, junta de sanidad sus asociados y la mayoría del doble del numero de contribuyentes de esta población el señor presidente declaro abierta la sesión extraordinaria de este día para la cual habían sido convocados por medios de papeleta. Acto seguido se oyó en los labios de la inmensa mayoría de los asistentes un nombre siempre respetable el de un hijo de la villa que es el primer contribuyente el excelente Conde de Monte Negron Don Ángel Valero y Algora, Senador del Reino de la Corona se recordaran los inminentes servicios que presto por la inminente honrosa invasión colérica que por fortuna a cesado y fueron declarados importantísimos de utilidad prima y superiores a todos encominio porque inspirado dicho señor en las tradiciones de dicha familia y en el amor a su pueblo natal se coloco desde el principio de la epidemia incondicionalmente a la disposición de la localidad para que para cuando pudiera ocurrir con su posición social actividad influencia y dedicado empeño suministro cuantiosos recursos para necesidades sanitarias y proporciono médicos hermanas de la caridad practicantes y cuanto fue necesario para auxiliar al Ayuntamiento Junta Municipal, Junta contribuyentes de la beneficencia y sanidad secundando los deseos de todas corporaciones y hasta anticipándose a ellos a tal punto que la población entera se haya por cuanto de todas maneras ha hecho en bendición de la misma palpitando en ella y en todos el deseo de darle una muestra publica de reconocimiento y gratitud este ayuntamiento y juntas interpretando dicho sentimiento y queriendo darle a dicho señor una prueba de este deseo consignada en acta acuerda unaninamente: 1º Declararlo como lo declara al expreso Señor Valero y Algora hijo predilecto de esta población. 2º Que su nombre se ponga en una lapida del salón de sesiones con la siguiente inscripción Al excelentísimo Señor Don Ángel Valero y Algora Conde de Monte Negron hijo de esta Villa como recuerdo de agradecimiento de la misma por la invasión colérica de 1885. Épila 6 de Septiembre de 1885. El ejerciente Ponciano Bernadaus por acuerdo del Ayuntamiento y de la Junta, Maximino Echeverría 3º A fin de que su titulo conste en una de las calles de esta población personificado en su esposa la excelentísima Señora Doña Luísa García de Orue Condesa de Monte Negron y su querida hija la Señorita Doña María Rosario Valero y garcía la parte de la calle larga que medio desdé la puerta del Pensamiento a las cuatro esquinas en cuyo trayecto es esta la casa palacio de tan distinguida familia, acuerdan esta lleve el nombre de la calle de la condesa de Monte Negron, Así mismo se acuerda que la copia litografiada de esta acta se entregue a dicho Conde como testimonio del agradecimiento de este pueblo y cuando dicho se venga a esta población y puniéndose de acuerdo con el mismo le haga saber por la determinación por medio de la atención oficio suscrito por la alcaldía, no teniendo otro objeto la convocatoria se termino la sesión que firma los señores que saben y por los que no el secretario que certifico: Don León Trasobares, Don Pascual Saló, Don Ramón Bellido, Don José San Juan, Don Felipe Lopez, Don Pelagio Bernadaus, Don Nicolás Farjas, Don Mariano Romanos, Don Martín Gaspar, Don José González, Don Pedro Lopez, Don Florencio Alonso, Don Ramón Egea, Don Francisco Soler, Don Tomas Aguirre, Don Manuel Va, Don Juan Ondiviela, Don Conrrado Espiago, Don Martín Don Gaspar Cándido Sanz, Don Pascual Llanas, Don Julián Albera, Don Jaime Villanueva, Don Manuel Rodríguez, Don Faustino Sola, Don Miguel Barraqueta, Don Manuel Latre, Don Andrés Langarita, Margarito Guzmán, Corbán Sabino Forjas, Pablo Ibáñez, Antonio Domínguez Pascual de la Muela, Romualdo Huerta, Julián Roncal, Pedro Estrada, por acuerdo de los excelentísimos Don Ponciano Bernadaus Don Toribio Egea Don Gorrino Villa así consta en el libro de de sesiones que obra en secretaria. Firmado por: Don León Trasobares y Don Maximiliano Echeverria.

 
https://epilaconsuhistoria.blogspot.com/2020/01/epidemia-de-colera-1885.html





COMENTARIO de Alberto Fernando Allepuz:
Manuel Ballarín Aured En 1933, la calle de la Condesa, que antes se conocía como del Purnillo, pasó a llamarse calle Biesa. Según consta en el acta del pleno del ayuntamiento del 6 de enero de 1933, Alejandro Biesa era una “persona que en tiempos vivió esta villa, militaba en el partido Republicano, el cual, por defender a la clase obrera, fue vilmente asesinado”. Biesa, al que dieron muerte en Épila en febrero de 1864, había levantado el molino harinero de San Agustín en 1843.

domingo, 22 de diciembre de 2019

XLI, perg 156, junio 1143


XLI
Perg. N° 156. Junio 1143.

Sub Christi nomine et ejus divina gratia. Hec est carta de convenienza que facit Dominico Perdiguero cum Ferrer de Benebar et cum suo Garcia de Oiarda. Dat illis Dominico Perdiguero per bono amore et bona voluntate medietatem de illo castello de Alhozerein cum suis terminis et suos derectatibus a fidelitate regis et de concellio de Zaragoza et sint ei tales sicuti bonos germanos et quod habeant istud quod superius scriptum est per hereditate per vendere et dare et per facere de illud totam lure voluntate illos et filios eorum per secula cuncta. Et donat ad Dominico Perdicher don Ferrer et don Garcia XX solidos in manu per suo maletreito que ibi traxit et illa alia medietate de illo casteilo quod habeat illum Dominico Perdichero per ad se et per ad Dominico filio Almurabite cum suis terminis et suos derectatos et si quis autem de illis voluerit bouzare vel bozaverit ad suos socios sit maledictus et excomunicatus et cum Juda traditore Domini condemnatus et sit aleiboso probato et non inveniat seniore qui illi bene faciat. Et sunt testes qui viderunt et audierunt et ibi fuerunt don Bonfilio Garcia Xemenones et Petro Galindiz et Garcia de Barcabo et Petro de Palo Arrosset Garcia Garcez de Groscan Lop Semenis de Pisa don Vicente de Cardel Enneco de Acelor. - Ego Dominico Perdichero in hanc cartam et donativum quod vobis don Ferrer et don Garcia fieri jussi manus meas roboravi et signum feci +. Alli Halla. V solidos. Et ista convenenza fuit facta propter quod requirebat don Garcia illo castello cum suos terminos per donativo quod rex Adefonso fecit in primo ad suo patre et ad sememetipso. - Facta carta in civitate Cesaraugusta in mense junio era MCLXXXI mandante civitas Cesaraugusta Raimundo comite de Barcilona et est in eadem civitas episcopus domnus Bernardus et justicia est senior Ato Sanz Artal in Alagon Rudrico Petriz in Orreia Adefonsus imperator in Rota filios Lop Lopez in Arricla Suprascripto comite R. in Calataiub Sanjo Necones in Daroca senior Lop Sanz in Belgit. - Gunzalvo de Sancto Sepulcro scripsit et signum fecit +.Et si uni eorum voluerit vendere suam partem ante uno mense faciat scire ad suos heredes et sicuti dederint unos aut alios quod X solidos minus donet suam partem et vendat ad suo hereditario si voluerit illi dare suo avere sine ulla molestia et si non vendat ubi illi voluerit.

domingo, 24 de noviembre de 2019

SELIMA, LA PRETENDIDA DE IBN ABDALÁ DE ZARAGOZA


189. SELIMA, LA PRETENDIDA DE IBN ABDALÁ DE ZARAGOZA
(SIGLO VIII. DAROCA)

SELIMA, LA PRETENDIDA DE IBN ABDALÁ DE ZARAGOZA


Esta historia tuvo lugar en pleno territorio musulmán, en la época del llamado emirato independiente de Córdoba, cuando Sarakusta (Zaragoza) era gobernada, en nombre y representación del emir cordobés, por un tal Ibn Abdalá. El moro en cuestión se vio obligado a buscar la ayuda de Carlomagno para afianzar su tambaleante poder por todo el valle del Ebro, pues no debemos olvidar que toda la Marca Superior de al-Andalus era un enrevesado entresijo a modo de pequeñas cortes tribales, difícilmente controlables desde la lejana Córdoba y casi tampoco desde Sarakusta.

Entre los territorios que, más en la teoría que en la práctica, dependían políticamente del sarakustí Ibn Abdalá estaban los que se administraban desde Daroca, que era una importante plaza fortificada.

Vivía en Daroca Selima —una sobrina del mismísimo Muza y a la sazón esposa de un tal Ahmar—, bella mujer de la que gobernador Ibn Abdalá se había enamorado y pretendía hacer suya, si bien se vio rechazado de manera reiterada en sus pretensiones.

La providencia quiso que Ahmar falleciera por aquel entonces y la bella Selima, ahora viuda y, por lo tanto, libre, rechazó una vez más los galanteos del gobernador, que visitaba con cierta frecuencia Daroca para poder verla. Mas si en vida de Ahmar la prudencia le hizo actuar con cautela, ahora tomó muy a mal la pertinaz negativa de Selima, de modo que, despechado y abusando de su poder, mandó prenderla y enterrarla viva en lo más profundo de las mazmorras del castillo darocense.

Desde entonces, de cuando en cuando, hay quienes oyen extraños ruidos y lastimeros lamentos que surgen de la oscuridad y, en ciertas ocasiones, se puede ver cómo una sombra vaga y casi difuminada recorre la muralla y los restos del castillo de Daroca, portando unas tenues luminarias en su mano invisible. Se trata, sin duda alguna, de la sombra quejumbrosa y errante de la fiel y hermosa Selima que pide venganza.

[Beltrán Martínez, Antonio, Leyendas aragonesas, pág. 120.]


jueves, 21 de noviembre de 2019

LOS URREA CONTRA LOS CORNEL


169. LOS URREA CONTRA LOS CORNEL (SIGLO XIV. ZARAGOZA)

Doña Brianda de Luna, una joven perteneciente a la importante familia de este apellido, estaba casada con el rico-hombre don Lope Ximénez de Urrea, mas el destino y la fatalidad quisieron que el enlace no funcionara bien y la muchacha, alegando que su marido era impotente, inició los trámites del divorcio.

Sin esperar la resolución pertinente, la joven abandonó el hogar, que estaba situado entre la calle del Sepulcro y la ribera del Ebro. Intervinieron en el asunto tanto el arzobispo de Zaragoza, que era familiar suyo, como los abades de Montearagón y Veruela, conminando todos a la muchacha a que volviera con su esposo al menos hasta que se resolviera el caso.

Regresó contrariada Brianda con su marido, pero como estaba resuelta a terminar con él, a los pocos días se descolgó por una ventana que daba al río, huyendo en compañía de su primo y amante, don Luis Cornel, para refugiarse ambos en el cercano castillo de Alfajarín. Al hacerse pública esta noticia entre los zaragozanos, los Urrea y los Cornel entablaron una disputa que desembocó incluso en luchas y choques sangrientos.

LOS URREA CONTRA LOS CORNEL (SIGLO XIV. ZARAGOZA)

El rey Pedro IV, viendo que las desavenencias entre tan importantes familias estaban asolando Alfajarín y sus contornos, decidió convocar a ambas partes a las Cortes reunidas en Zaragoza, con citación especial de los dos promotores de la discordia.

Acudió don Lope Ximénez de Urrea, el marido burlado, ante los brazos de las Cortes, pero no así don Luis Cornel, el amante burlador, que no sólo recibió con chanzas a los embajadores del rey sino que incluso arreció sus ataques contra las posesiones de su enemigo.
El rey, profundamente enojado por esta actitud, dispuso que sus tropas arrasaran los campos de Alfajarín, tomaran por asalto el castillo y llevaran prisionero a don Luis Cornel, que fue condenado al destierro, mientras doña Brianda acababa sus días recluida en un convento.

[García Ciprés, G., «Ricos hombres de Aragón. Los Luna», en Linajes de Aragón,
II (1911), 65.


http://www.sipca.es/censo/1-INM-ZAR-017-017-002/.html


  •  Gran Enciclopedia Aragonesa. alfajarin&categoria_id=&subcategoria_id=&conImagenes= «El castillo de Alfajarín»

    1.  Heraldo de Aragón. «Alfajarín rehabilita torre del castillo»
    2.  Turismo de Zaragoza. «El Castillo de Alfajarín»

    El castillo de los Cornel se sitúa en el término municipal de Alfajarín, en la provincia de Zaragoza sobre una cumbre de los Montes Blancos, junto a la ermita de la Virgen de la Peña de la localidad.

    El castillo de Alfajarín fue construido por los musulmanes en el siglo XI. Alfajarín y su castillo se rindieron ante el avance cristiano (1119) tras la reconquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador en 1118, pero poco después volvió a manos musulmanas y en 1131 tuvo que volver a tomarlo el rey Alfonso, poniendo como tenente a Fortún Galíndez.

    Tras la muerte de Alfonso I Batallador, a consecuencia de las heridas sufridas en la batalla de Fraga en 1134, volvió a poder de los almorávides, no siendo reconquistado definitivamente hasta 1141, durante el gobierno de Ramón Berenguer IV quien puso tenentes al frente de la guarnición hasta 1196.

    Desde final del siglo XIII y hasta finales del siglo XIV perteneció a la baronía de los Cornel,​ como consecuencia de la donación hecha por Jaime II de Aragón en 1293. Tras extinguirse esta baronía fue comprado por diferentes personajes. Entre ellos destaca Ramón de Espés y la familia de los Alagón. Con posterioridad el castillo quedó abandonado y comenzó un proceso de ruina.

    La fortaleza se sitúa sobre un espolón rocoso sobre la ribera del Ebro, defendido por los lados norte y este por acantilados naturales y en el resto se construyó un foso defensivo para proteger la entrada teniendo acceso con puente levadizo protegido con dos torres. En una de las torres se encontraba el acceso en recodo, con arco apuntado revestido de ladrillo, en la actualidad muy deteriorada. La otra torre destaca por su volumen, presenta planta cuadrada, de unos 6 metros de lado, y gran altura. Interiormente se estructuraba en dos plantas superpuestas, cubiertas con bóvedas de cañón apuntado, de las que la de la planta baja ha desaparecido. Posee dos puertas y una ventana en arco apuntado situadas en la cara que mira al interior del recinto. el recinto tiene planta pentagonal irregular midiendo aproximadamente 100 por 60 metros. El muro norte es el menos deteriorado y en él se abre un portillo que lo une con la Torre del Homenaje, vigilado a su vez por un torreón rectangular. En el extremo este presenta existe torreón pentagonal en muy mal estado. Existe un foso artificial en todo este extremo. La torre del homenaje se construyó en el siglo XIV y en esta época también se reforzó todo el castillo. Esta torre debía ser imponente, pero sólo conserva dos paredes de gran espesor. La construcción es de tapial revestido de ladrillo macizo hasta media altura.

    domingo, 17 de noviembre de 2019

    LA REINA MARÍA LLORA LA AUSENCIA DE ALFONSO V


    161. LA REINA MARÍA LLORA LA AUSENCIA DE ALFONSO V
    (SIGLO XV. ZARAGOZA)

    Doña María —hija de Enrique III el Doliente, rey de Castilla, y esposa de Alfonso V el Magnánimo, rey de Aragón— había ido a rezar un día al llamado templo de Diana, ataviada con un blanco vestido y adornada con un hermoso collar de la orden de la Jarra pendiente del cuello. Cuando acabada su oración comenzó el camino de regreso al palacio real, en la Aljafería de recuerdos moros; quienes la servían y estaban a su lado dicen haberla visto suspirar tristemente maldiciendo su soledad ante la prolongada ausencia del rey, que una vez más estaba en Nápoles.

    LA REINA MARÍA LLORA LA AUSENCIA DE ALFONSO V  (SIGLO XV. ZARAGOZA)


    Recordaba la reina el ya lejano momento en que su esposo, al son de múltiples y estruendosas trompetas y tamboriles, se despidió cariñosamente de ella junto al barco «para yr en Berbería», quedando así como desamparada y sola.

    Con grave dolor de corazón, rememoraba las tierras de Italia que había conocido, donde estaba el escenario de las andanzas de su marido el rey, y recordaba a la reina Juana de Nápoles, en cuya ayuda había acudido después Alfonso V aceptando la propuesta de la soberana napolitana de adoptarlo por hijo y nombrarle heredero del reino si le ayudaba militarmente contra Felipe III de Anjou, su gran enemigo, como así hizo.

    Alababa la reina doña María, que era una mujer fuerte de espíritu, las victorias, los proyectos culturales y las múltiples empresas militares de su esposo, vencedor para entonces de dos reyes en África e Italia, pero se quejaba también amargamente y para su interior de que la «fortuna, ynvidiosa» le había mantenido alejado demasiado tiempo del reino, de sus tierras y de ella misma para ir a conquistar otros horizontes lejanos, dejando desventurada a ella, su esposa, que ahora se dolía llorosa, en silencio, sin compartir con nadie su pesar, tras el rezo en solitario en el templo de Diana.




    María de Castilla (Segovia, 1 de septiembre de 1401 - Valencia, 4 de octubre de 1458). Infanta de Castilla, Princesa de Asturias (1402-1405) y reina de Aragón (1416-1458) por su matrimonio con Alfonso el Magnánimo. Primera hija de Enrique III «el Doliente» y de Catalina de Lancáster y hermana de Juan II.

    Nacida en la ciudad de Segovia, María fue la mayor de los hijos del rey Enrique III y la reina Catalina de Lancáster. Su madrina fue la tía de su madre, María de Ayala, monja e hija ilegítima del rey Pedro I de Castilla. Creció en una residencia completamente regida por castellanos, en donde vivió hasta el momento de su matrimonio, lo cual era inusual para una infanta destinada a casarse con un príncipe extranjero. Su educación estuvo a cargo del Gran Senescal del reino, Pedro González de Mendoza, mientras que su gobernanta fue Inés de Ayala y Toledo, 3.ª señora de Casarrubios del Monte. Como hija primogénita, María fue investida con el título de Princesa de Asturias, reservado para el primero en la línea de sucesión. Su padre la hizo jurar heredera presunta del reino en las Cortes de Toledo el 6 de enero de 1402, siendo al mismo tiempo comprometida con su primo-hermano Alfonso, hijo de su tío paterno Fernando, como una forma de reforzar sus derechos sucesorios. El nacimiento de su hermano Juan (futuro rey) en 1405 la desplazó de la sucesión; desde ese momento, ella fue sólo Infanta.

    Su infancia fue muy feliz, de acuerdo a las crónicas contemporáneas; la fragilidad de su salud no fue evidente hasta el momento de su matrimonio. Su padre murió cuando ella tenía cuatro años, dejando la corona a su hermano Juan II, haciéndola heredera presunta nuevamente. Su madre, la reina Catalina, gobernó el reino de Castilla como Regente durante la minoridad de su hijo y la Infanta pudo observar las capacidades de la reina en la labor gubernamental. Las acciones políticas de la Reina-Regente hicieron que posteriormente María fuera muy consciente de sus responsabilidades y prerrogativas como reina y como regente, que se confirmarían al entregársele el antiguo Señorío de Villena, a modo de Ducado de Villena, entre 1409 y 1415. Madre e hija fueron muy unidas y mantuvieron una frecuente correspondencia tras del matrimonio de la Infanta.

    El compromiso entre María y Alfonso no fue formalizado hasta que ella cumplió los siete años de edad, aunque fue reconfirmado por el rey Enrique III en sus últimas voluntades y testamento.1​ En el mismo acuerdo, se pactan otras dos alianzas nupciales: entre el hermano de María, Juan II y la hermana de Alfonso, María, y entre la hermana menor de María, Catalina, con el hermano de Alfonso, Enrique.​ El matrimonio entre María y Alfonso se celebra en la Catedral de Valencia el 12 de octubre de 1415. La ceremonia fue oficiada por el antipapa Benedicto XIII, el cual también otorga la dispensa matrimonial para el enlace.1​ María recibió una espléndida dote consistente en tierras y rentas, a la vez que Alfonso era elevado al rango de Infante de Castilla. El rey Juan II luego se quejaría de que la dote de su hermana era demasiado grande y que en verdad era la más grande jamás recibida por alguna Infanta de Castilla.4​ Un año después, en 1416, su marido fue proclamado Rey de la Corona de Aragón, subiendo al trono como Alfonso V.

    Las disputas familiares eran constantes gracias a las políticas de sus suegros, los reyes de Aragón Fernando y Leonor de Alburquerque. Los Infantes de Aragón, sus cuñados Enrique, Pedro y especialmente el intrigante Juan fueron extremadamente problemáticos e impertinentes durante la regencia de María.​

    María tenía una salud delicada, posiblemente padecía de epilepsia. Un brote de viruela la dejó con cicatrices permanentes y sin atractivo. No tuvo su primera menstruación hasta los dieciséis años, por lo que la consumación de su matrimonio fue postergada hasta entonces; no tuvo hijos. Su unión fue simplemente política sin ninguna clase de afecto. Los pocos momentos felices que tuvo en su matrimonio tuvieron lugar durante los primeros años. La falta de descendencia afectó grandemente su matrimonio y el reinado de Alfonso V. La relación entre ambos empieza a deteriorarse visiblemente desde 1423, luego del retorno de Alfonso V de Nápoles y al enterarse de que la amante italiana de su marido, Giraldona Carlino, le había dado un hijo, Fernando. Terriblemente herida por su infidelidad, María le informa falsamente a su marido de que su madre había muerto con el propósito de herirlo. El divorcio no era una opción y la pareja permaneció unida sólo por conveniencia.

    Durante los años 1420 y 1423 y a causa de las largas ausencias de Alfonso V tuvo que actuar como lugarteniente general de Aragón y en el principado de Cataluña entre los años 1432 y 1458.

    Se involucró en las luchas que se desarrollaban en Barcelona entre los campesinos y los burgueses.

    Tras la derrota de Ponza (1435) en la que Alfonso V fue hecho prisionero por los genoveses aliados al soberano napolitano, Renato de Anjou, María convocó cortes en Monzón para recabar los fondos para la liberación de su esposo.

    En 1453 dejó Cataluña y se trasladó a Castilla donde intervino como mediadora en las luchas castellano-aragonesas y consiguió que se pactara la tregua de Valladolid.

    Murió sin descendencia. Está enterrada en el Real Monasterio de la Trinidad en Valencia. Aunque la historiografía había tendido a considerarla una persona caritativa y devota, se ha señalado que la reina sentía predilección por los pequeños artistas y las obras humildes, y por ello jugó un destacable papel en la promoción artística y cultural de la época.

    Earenfight, Theresa (2010). The king's other body: María of Castile and the crown of Aragon. Philadelphia: University of Pennsylvania Press.
    ISBN 0-8122-4185-1.

    domingo, 21 de julio de 2019

    EL ORIGEN DEL TOPÓNIMO NONASPE


    142. EL ORIGEN DEL TOPÓNIMO NONASPE (SIGLO XII. NONASPE)

    EL ORIGEN DEL TOPÓNIMO NONASPE (SIGLO XII. NONASPE)


    Cuando Alfonso I el Batallador reconquistó el castillo y la villa y los entregó a Pedro de Biota, Íñigo Fortuñones y Jimeno Garcés, corría el mes de junio del año 1133, y ya se le conocía con el nombre de Nonasp.
    ¿Por qué se le denominó así?
    Algunos etimólogos ofrecen soluciones casi risibles; los filólogos tienen su versión; pero la leyenda también, o, mejor dicho, las leyendas.
    Un intento de explicación tiene que ver con el deseo de quienes habitaban el pueblo en tiempos de la conquista de trasladar su emplazamiento a un lugar más elevado, buscando, sin duda, una mejor posibilidad de defensa, como sucediera con tantos otros ejemplos. Pero se oponía a este deseo el hecho de la existencia de un frondoso y extenso bosque de «aspes» que hubiera sido preciso talar, si bien el problema se solventó porque una plaga provocó que los árboles se secaran, lo que facilitó, a partir de ese «non aspe», de esa carencia de «aspes», la nueva ubicación.

    Otra versión tan fiable como la anterior se refiere al enfrentamiento producido entre el poder temporal y el espiritual, hecho que era, por otra parte, habitual.
    En efecto, en el montículo que sirve de base al casco urbano actual residían dos señores. Uno vivía en el castillo; el otro, en edificio anejo a la iglesia. La masa de la población ocupaba el llano alejado, en el lugar denominado todavía «Las Villas». Un gran pino marcaba el límite a partir del cual no podían deambular los simples habitantes. Sin embargo, un acto de rebeldía y de fuerza del pueblo les llevó a talarlo, como señal del fin de la prohibición, de donde se derivaría el «no más pino» y luego «nonaspino», gentilicio de los hombres de Nonaspe.

    [Ambas explicaciones legendarias explican así la aparición de un árbol en el escudo de Nonaspe.]


    Albiac Sebastián, Gabriel, Nonaspe, «la vileta regalada




    https://es.wikipedia.org/wiki/Nonaspe

    Nonaspe (en chapurriau Nonasp)​ es un municipio y localidad de España, en la comarca del Bajo Aragón-Caspe, provincia de Zaragoza, comunidad autónoma de Aragón. Pertenece a la comarca natural del Matarraña (Matarranya en occitano post Pompeyo), al compartir con los otros municipios de su entorno el río, la cultura, la lengua (con una presencia importante del chapurriau), y tradiciones.

    Al estar entre dos ríos (el río Algás o Algars y el río Matarraña) hay actividades deportivas fluviales que se pueden realizar, así como quad-crossing por los caminos cercanos al río o refrescarse un día de verano en la orilla del río.

    El pueblo, al tener un tamaño reducido, tiene pocas instalaciones. Las principales son la piscina municipal, un polideportivo, una pista de tenis y pistas de fútbol - balompié y frontón públicas, además de contar con dos albergues. También hay centro polivalente para teatro y otras actuaciones. Está en proceso centro de día. Además de esto, cuenta con una escuela de educación infantil y primaria que forma parte del CRA Dos Aguas, con cabecera en Fabara - Favara.

    Nonaspe es un pueblo cuya principal fuente de ingresos es la agricultura. Se cultiva sobre todo el olivo, el almendro, y la horticultura en general. También pueden encontrarse muchos tipos de frutales como cerezos, mangranos (granados, granada, mangrana), manzanos, ciruelos y otros.

    Fiestas:

    17 de enero - San Antonio.
    Principios de febrero - Santa Águeda.
    24 de agosto - San Bartolomé.
    29 de septiembre - San Miguel.

    En el Domingo de Resurrección - Día de Pascua.
    En junio, la víspera de San Juan - Noche de San Juan.
    En julio, domingo cercano a San Cristóbal - Fiesta de San Cristóbal.
    Primer domingo de septiembre - Fiesta Virgen de Dos Aguas.
    31 de octubre por la noche (víspera de Todos los Santos) - La Castañada.
    Principios de diciembre - Fiesta de la Matanza.

    domingo, 14 de julio de 2019

    LA CONDESA DE URGELL PRETENDE ENVENENAR A FERNANDO I


    132. LA CONDESA DE URGELL PRETENDE ENVENENAR A FERNANDO I
    (SIGLO XV. ZARAGOZA)

    Coronación de Fernando I de Aragón (detalle del retablo del arzobispo de Toledo Sancho de Rojas, procedente de San Benito el Real Valladolid, ca 1410-1415)
    Coronación de Fernando I de Aragón (detalle del retablo del arzobispo de Toledo Sancho de Rojas, procedente de San Benito el Real Valladolid, ca 1410-1415)


    Corría el mes de noviembre de 1414 cuando llegaba una vez más a Zaragoza, procedente de Morella, el fraile predicador Vicente Ferrer, persona que gozaba de un gran prestigio en todo el occidente europeo y, sobre todo, en los Estados de la Corona de Aragón. El príncipe Alfonso, que luego sería Alfonso V de Aragón, le recibió con singulares muestras de afecto y le consideró como a huésped destacado.

    Poco después de llegar a Zaragoza, estaba el príncipe oyendo un sermón del fraile dominico cuando recibió de su padre, el rey aragonés Fernando I de Antequera, una carta en la que le anunciaba —aunque llegaba con evidente retraso— que el dominico valenciano iba a ir a la ciudad del Ebro, rogándole que le recibiera como se merecía y que procurara por todos los medios a su alcance que los judíos zaragozanos acudieran a escuchar sus sermones.
    Sin darle excesiva importancia, le comunicaba, asimismo, cómo por aquellos días la condesa de Urgell había tratado de envenenarle.

    Cuando finalizó el sermón, el príncipe Alfonso comunicó al fraile la noticia del fallido envenenamiento y le rogó que al día siguiente celebrase una misa de acción de gracias, como así se hizo. La iglesia de San Salvador se llenó de gente y durante el sermón, Vicente Ferrer dio a conocer públicamente la reprobable acción de la condesa de Urgell, madre de don Jaime de Urgell, candidato, como es sabido, a la corona de Aragón frente a don Fernando I.

    [Vidal y Micó, Francisco, Historia de la portentosa vida..., págs. 225-226.]



    https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_I_de_Arag%C3%B3n

    Fernando I de Aragón (Medina del Campo, 27 de noviembre de 1380 - Igualada, 2 de abril de 1416), llamado también Fernando de Trastámara, Fernando de Antequera, Fernando el Justo y Fernando el Honesto, fue un infante de Castilla, rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Cerdeña y de Córcega; duque de Neopatria y de Atenas; conde de Barcelona, de Rosellón y de Cerdaña; y regente de Castilla. Fue el primer monarca aragonés de la dinastía castellana de los Trastámara, si bien era Aragón por la rama materna, pues su madre Leonor de Aragón era hermana de Martín I de Aragón, llamado el Humano.

    Fernando era hijo segundo de Juan I de Castilla y de Leonor de Aragón, hermana del rey aragonés Martín el Humano, y nieto, por tanto, del rey Pedro IV el Ceremonioso por vía materna, y del rey Enrique II de Castilla, por la rama paterna. Tras estos antecedentes, y dada la posibilidad jurídica de transmisión de la Casa de Aragón por vía materna, el derecho aragonés le otorgaba un rango preferente en sus aspiraciones a la corona de Aragón tras la muerte sin descendencia masculina de Martín I el Humano.

    Cuando solo contaba con diez años de edad, su padre el rey Juan I poco antes de morir le invistió en las Cortes celebradas en Guadalajara en 1390, y en presencia de su hermano mayor Enrique, con el señorío de Lara, el ducado de Peñafiel y el condado de Mayorga así como le cedió las villas de Cuéllar, San Esteban de Gormaz y Castrogeriz y le asignó una renta de medio millón de maravedís a costa del tesoro real. Durante la ceremonia el rey le puso sobre la cabeza una «guirnalda de aljófar», símbolo de la preeminencia ducal. Este «heredamiento» fue ampliado tras la muerte del rey, pues este en su testamento le cedió las villas de Medina del Campo y Olmedo. Su matrimonio posterior con su tía Leonor de Alburquerque, cinco años mayor que él, amplió considerablemente su patrimonio territorial, pues no sin razón Leonor era llamada la «Rica Hembra». Poseía las tierras de Haro, Briones, Cerezo y Belorado, en La Rioja; Ledesma y las llamadas Cinco Villas en la región del bajo Tormes; Alburquerque, Medellín, La Cadesera, Alconetar, Alzagala y Alconchel, en Extremadura. También poseía por concesión del rey los territorios de Villalón y Ureña. Así las posesiones de la pareja formaban una franja que desde la frontera de Aragón a la frontera de Portugal dividía en dos el reino de Castilla, sin olvidar que en ella se incluían algunas plazas fuertes más importantes: Medina del Campo, Olmedo, Peñafiel y Alburquerque. Así pues, convertido en el más poderoso señor de Castilla «no es difícil imaginarnos el esplendor de la corte principesca en Medina del Campo», como ha destacado el historiador Jaume Vicens Vives.

    A pesar de que, dada su condición de hijo «segundón», el trono de Castilla fue ocupado por su hermano el futuro Enrique III en 1390, la escasa salud de este (padeció enfermedades como el tifus y la viruela, lo que le valió ser apodado el Doliente) y el hecho de que no lograra concebir un varón que heredara el trono, permitió que Fernando albergara esperanzas de llegar a obtener el trono castellano, como demuestra el hecho de que se casara en 1393 con su tía Leonor de Alburquerque, con lo que reforzaba sus derechos dinásticos en el caso de que su hermano falleciera. Sin embargo, el nacimiento de un heredero varón, el futuro Juan II, en 1405, un año antes de la muerte de Enrique III, acabó con las esperanzas de Fernando a ocupar el trono de Castilla.

    Al morir Enrique III el Doliente, en 1406, estableció en su testamento que durante la minoría de edad de su hijo Juan II, que entonces contaba con dos años de edad, asumirían la regencia del reino su viuda y madre de este, Catalina de Lancáster, y su hermano Fernando, «ambos a dos ayuntadamente». Sin embargo, la educación y la custodia del rey niño correría a cargo del camarero mayor Juan de Velasco, del justicia mayor Diego López de Estúñiga y de Pablo de Santa María, obispo de Cartagena.

    Las desavenencias entre ambos corregentes, instigadas por parte de la nobleza, no tardaron en aparecer, por lo que llegan al acuerdo de dividir el territorio en dos mitades, correspondiendo a Fernando la zona meridional del Reino, que se extiende por los territorios situados al sur de la Sierra de Guadarrama hasta el reino nazarí de Granada, lo que le permitirá reanudar la guerra contra dicho reino que la muerte de Enrique III había paralizado.

    Con la reanudación de las acciones militares contra el reino nazarí de Granada, Fernando logra tomar Pruna y Zahara de la Sierra, pero fracasa en la conquista de Setenil, tras lo cual es obligado por el Consejo de Regencia a firmar la tregua que por dos años había ofrecido el rey nazarí Yusuf III.

    Tras el periodo de tregua, Fernando retoma la campaña granadina y conquista, el 16 de septiembre de 1410, la importante plaza de Antequera que le dará su sobrenombre más conocido.

    Durante su regencia Fernando aprovechó el cargo para engrandecer su casa y asegurar la posición de sus numerosos hijos, tal como reveló en una carta dirigida a su privado Sancho Rojas, obispo de Palencia: / NO solían escribir la tilde en ese tiempo /
    «E gracias a Dios, pues tengo cinco fijos e dos fijas, e cada día espero aver más, según la hedad de la infanta, mi mujer, e mía, razón es que comience a buscar de qué hereden».
    Así, valiéndose de todo tipo de presiones, favores y sobornos, consiguió que dos de sus hijos fueran nombrados maestres de las dos órdenes militares más importantes de Castilla y que «constituían una potencia territorial, económica y militar en el seno del Estado», según Jaume Vicens Vives: la orden de Alcántara, para su hijo Sancho —que fue investido en enero de 1409 cuando sólo contaba con ocho años de edad—; y la orden de Santiago, para su hijo Enrique, también investido en 1409 con nueve años de edad.6​ Asimismo consiguió la necesaria dispensa papal para que se pudiese celebrar el matrimonio de su hijo primogénito Alfonso con la hermana de Juan II y sobrina suya, María, a quien las Cortes de Castilla reunidas en Tordesillas le concedieron el marquesado de Villena, con el título ducal. El matrimonio de Alfonso con la princesa María, según Jaume Vicens Vives, «cerraba con firme broche el absoluto dominio que don Fernando, gracias a su regencia, a sus propias posesiones y a los maestrazgos que detentaban sus hijos, ejercía en el amplio solar del Mediodía castellano». Y por otro lado, «así se formó la facción de los infantes de Castilla», quienes tras el acceso al trono de la Corona de Aragón de Fernando, serán conocidos como los infantes de Aragón.


    En 1410, al morir su tío el rey Martín I de Aragón sin descendencia directa y legítima, Fernando presenta su candidatura a la sucesión del trono aragonés y, aunque en un principio se presentan hasta seis candidatos al trono y Fernando no es de los más favorecidos, la caída en desgracia de Luis de Anjou (que no pudo responder a las peticiones de ayuda militar de sus partidarios debido a la lejanía de Nápoles)​ impulsó su candidatura, que se convirtió en la más potente junto a la de Jaime de Urgel.

    Fernando, que contaba con un gran poder económico (su red de señoríos era enorme),9​ un sólido prestigio militar y el ejército castellano a su disposición, contó con el apoyo de la familia valenciana de los Centelles, de la familia aragonesa de los Urrea y de una parte sustancial de la burguesía barcelonesa. Esto, unido a los errores de Jaime de Urgel, entre ellos la conspiración para asesinar al arzobispo de Zaragoza, García Fernández de Heredia, y al apoyo tanto de Benedicto XIII, así como de su confesor, Vicente Ferrer, inclinarán la balanza hacia la candidatura de Fernando, que será refrendado, el 28 de junio de 1412, en el llamado Compromiso de Caspe al ser proclamado rey de Aragón y de los demás estados de la Corona de Aragón.

    Según Jaume Vicens Vives, «los compromisarios [reunidos en Caspe] midieron la gloria militar, las riquezas y la habilidad política de que había dado pruebas el regente don Fernando; pero no tuvieron en cuenta la voraz intranquilidad que germinaba en la familia». Una valoración esta última que también había hecho en su momento el aragonés Jerónimo Zurita, quien asimismo destacó que con Fernando llegaba el «govierno de gente estrangera»:
    Y que este reino era muy pobre para cinco hijos infantes que el rey tenía, criados en aquella grandeza y riqueza de estados y en supremo señorío, a donde cada qual dellos tenía un infantado. Y cuando la pobreza de las cosas de acá no satisfaciesen a su ambición, era cierto nascer dello el desprecio general de todo y el odio y aborrecimiento de nuestras leyes y costumbres.

    Tras realizar el juramento completo como rey el 3 de septiembre ante las Cortes de Aragón reunidas desde el el 25 de agosto de 1412 en Zaragoza, donde varios de sus antiguos rivales para ocupar el trono, como Alfonso de Aragón el Viejo,​ Fadrique de Luna y Juan de Prades, le rendirán pleitesía, se dirigirá a Lérida, donde representantes de su gran rival, Jaime de Urgel, le rinden vasallaje, a cambio del ducado de Montblanc y de la concertación de un matrimonio entre sus hijos Enrique e Isabel.

    A continuación, Fernando I se dirige a Tortosa para entrevistarse con su gran valedor Benedicto XIII quien, el 21 de noviembre de 1412, le invistió como rey de Sicilia, Córcega y Cerdeña a cambio del apoyo real en la disputa que Benedicto mantenía con los otros dos papas que simultáneamente gobernaban el orbe cristiano: Gregorio XII y Juan XXIII, en pleno Cisma de Occidente que dividía a la Iglesia Católica.

    El 19 de noviembre, Fernando convocaba las Cortes catalanas con objeto de jurar sus usos y costumbres; el 15 de diciembre fueron convocadas, pero no concluirían hasta el 31 de agosto de 1413, debido a la necesidad de sofocar la revuelta de Jaime II de Urgel iniciada en la primavera de este último año; el inicio de las de Valencia se había previsto para el 15 de abril de 1413, pero la sublevación de Jaime II y la coronación en Zaragoza (que se celebró en 1414) impidió su inicio.​ Con la ayuda de todos los estamentos de la Corona sofoca la revuelta y sitia al conde de Urgel en el castillo de Balaguer, que es tomado el 31 de octubre, tras lo cual el antiguo pretendiente al trono de Aragón fue despojado de todos sus títulos y posesiones, así como los de su familia, y conducido a la cárcel de Urueña en Castilla.​ En 1413 propondría a las Cortes catalanas realizar la primera compilación de las Constituciones.

    Según una interpretación tradicional, en las Cortes que había convocado en Barcelona, Fernando I tuvo que ceder al denominado pactismo catalán, doctrina que limitaba la autoridad real a favor de las Cortes y de la Generalidad de Cataluña. Este movimiento, encabezado por Joan Fivaller, manifestaba que privilegi atorgat tollent ley paccionada de dret, non val y que privilegi atorgat contra ben publich es nul, por lo que estaban «Decididos a darle antes su vida que la libertad». Sin embargo, todo el presunto «caso Fivaller» o «asunto del vectigal» y la elaboración a partir de este de una teoría del pactismo catalán está considerado actualmente como un relato mítico. En primer lugar porque se trataría en todo caso de una reclamación del municipio de Barcelona y no de la Generalidad de Cataluña, y las quejas de las localidades ante el rey eran habituales tanto en Barcelona como en otros municipios, y en segundo lugar, porque un análisis exhaustivo de la documentación, efectuada por Ramón Grau, revela que lo relatado ya desde los cronistas del siglo XV (en obras de gran componente literario, como la biografía del rey Fernando de Lorenzo Valla) es completamente inexacto, al no haber ni siquiera documentación acerca de una disputa entre el municipio y el rey.​ Además Fernando nombró a Fivaller albacea de su testamento, que otorgó el 10 de octubre de 1415 en Perpiñán.​ Al respecto de este episodio, Verdés Pijuan señala:

    Nos hallamos, por tanto, ante todo un mito historiográfico, elaborado con posterioridad a los hechos con una clara intencionalidad política. [...] Como he dicho, fueron los historiadores románticos de la Renaixença los que acabaron de dar carta de naturaleza al relato y, por acción u omisión, la historiografía contemporánea (salvo alguna excepción puntual) ha hecho más bien poco para corregir esta interesada interpretación de los hechos.
    Pere Verdés Pijuan, art. cit., 2011, p. 150.

    Tras eliminar o neutralizar toda oposición interior, Fernando I se dirigió nuevamente a Zaragoza, donde será coronado en 1414 en una ceremonia que partía del Palacio de la Aljafería y llegaba a la La Seo, tras lo cual dirige su atención a la política exterior.

    Fernando I de Aragón reinó poco tiempo; a pesar de ello, en los aproximadamente tres años y nueve meses que duró su gobierno (teniendo en cuenta, además, que la revuelta del conde de Urgel le mantuvo ocupado en sofocarla hasta el 31 de octubre de 1413) reorganizó la Hacienda y saneó la economía y la administración de la Corona. Trabajó en la seguridad ciudadana, intentó impedir las persecuciones contra los judíos y procuró luchar contra la corrupción. También emprendió una reforma de los gobiernos de los municipios buscando una mayor participación de sus representantes. En cuanto a las instituciones políticas, no introdujo cambios estructurales en la organización de la Corona, sino que mantuvo el sistema anterior, procurando que el rey participara como un elemento más integrado en los organismos de gobierno establecidos, lo que contribuyó al fortalecimiento del poder regio. Su gran logro en este ámbito fue restablecer el orden tras el inestable periodo del Interregno.

    También apoyo a los mantenedores de la Gaya ciencia, con 40 florins anuales y por la regla de su elecciones.

    Normalizó la situación interna de Sicilia con el nombramiento en 1415 de su hijo Juan como virrey de Sicilia, logrando acabar con la guerra civil que desde el fallecimiento de Martín el Joven enfrentaba a la viuda de este, Blanca I de Navarra, con el hijo ilegítimo de aquel, Fadrique de Luna. También orientó a su hijo Juan hacia el Nápoles, proponiendo su matrimonio con la reina Juana, proclamada a la muerte de su hermano Ladislao I de Nápoles el 6 de agosto de 1414, pero el enlace no prosperó y Juan acabó casando con Blanca. Al resto de los llamados por Don Juan Manuel «infantes de Aragón», Enrique, Pedro y Sancho los situó como grandes maestres de las órdenes militares de Santiago, Calatrava y Alcántara; por su parte, las infantas de Aragón María y Leonor acabaron siendo reinas consortes de Castilla y de Portugal respectivamente. Además, como perteneciente al linaje de Trastámara, Fernando I tenía grandes patrimonios en Castilla, donde era también regente, lo que le permitió de facto gobernar en ambas Coronas, ya que no renunció a la regencia castellana tras alcanzar el trono aragonés.

    En la cuestión del Cisma de Occidente, se desvinculó muy pronto de Benedicto XIII (el papa Luna o antipapa) e intentó que renunciase al pontificado, para lo cual se reunió con él en Morella (1414) y en Perpiñán (1415). Tras la decisión tomada en el Concilio de Constanza, reunido el 5 de noviembre de 1414, que destituyó a los tres papas, y la entrevista que Fernando I tuvo con el emperador Segismundo, el rey de Aragón decidió contribuir a poner fin al Cisma dejando de apoyar al papa Luna, lo que permitió que la Corona de Aragón volviera a ocupar el centro de las decisiones en el ámbito europeo y recuperara su posición al frente de la política en el Mediterráneo.

    Aseguró la continuidad de la monarquía, aspecto que tantos problemas había causado con la muerte sin heredero de Martín I el Humano, nombrando a su primogénito Alfonso heredero real.

    A mediados de 1415 comenzaron los síntomas de la grave enfermedad que le llevaría a la muerte y que fue diagnosticada como arenes de ronyons. Así a principios de 1416, preocupado por sus posesiones en Castilla —cuya regencia aún ostentaba y que ejercía a través de cuatro delegados: los obispos Sigüenza y Cartagena, el conde de Montealegre y el adelantado de Andalucía—, comunicó a su segundo hijo Juan, que se encontraba en Sicilia como lugarteniente suyo, que en cuanto tuviera noticia de su muerte se dirigiera inmediatamente a Sevilla para tomar «a su mano, la parte de govierno que pudiese en aquella provincia por la menor edad del rey».

    El 14 de marzo de 1416 su enfermedad se agravó en Igualada,​ donde fallecería el 2 de abril del mismo año.

    En su testamento legó la mayor parte de sus posesiones y títulos de Castilla a su segundo hijo Juan, además del ducado de Montblanch, mientras que sus otro hijo Enrique recibía el condado de Alburquerque y el condado de Ledesma. Por su parte su hijo Pedro recibía las ciudades y villas catalanas de Tarrasa, Vilagrasa y Tárrega y las valencianas de Elche y Crevillente.

    De su matrimonio con Leonor de Alburquerque tuvo siete hijos:

    Alfonso el Magnánimo (1396 - 1458), su sucesor en el reino de Aragón, con el nombre de Alfonso V, y rey de Nápoles, con el nombre de Alfonso I.
    Juan el Grande (1398 - 1479), rey de Aragón y de Navarra con el nombre de Juan II.
    Enrique (1400 - 1445), conde de Alburquerque, duque de Villena y Gran Maestre de la Orden de Santiago.
    Sancho (1401 - 1416). Gran Maestre de la Orden de Alcántara.
    Leonor (1402 - 1445), que se casó con Eduardo I de Portugal.
    María (1403 - 1445), que se casó con su primo Juan II de Castilla.
    Pedro (1406 - 1438), IV conde de Alburquerque y duque de Noto.

    LALIENA CORBERA, Carlos y Cristina Monterde Albiac, En el sexto centenario de la Concordia de Alcañiz y del Compromiso de Caspe, coord. por José Ángel Sesma Muñoz, Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2012.
    SESMA MUÑOZ, José Ángel, El Interregno (1410-1412). Concordia y compromiso político en la Corona de Aragón, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico» (CSIC), 2011. ISBN 978-84-9911-143-8
    VERDÉS PIJUAN, Pere, «Las elites urbanas de Cataluña en el umbral del siglo XV: entre el discurso político y el mito historiográfico», La Corona de Aragón en el centro de su historia. El Interregno y el Compromiso de Caspe (1410-1412). Congreso celebrado en Zaragoza y Alcañiz, 24-26 de noviembre de 2010, Zaragoza, Gobierno de Aragón (Actas, 75), 2011, pp. 147-174.
    ISBN 978-84-8380-295-3


    Vicens Vives, Jaume (2003) [1953]. Paul Freedman y Josep Mª Muñoz i Lloret, ed. Juan II de Aragón (1398-1479): monarquía y revolución en la España del siglo XV. Pamplona: Urgoiti editores. ISBN 84-932479-8-7.


    Ascendientes de Fernando I de Aragón
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    16. Fernando IV de Castilla
     
     
     
     
     
     
     
    8. Alfonso XI de Castilla
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    17. Constanza de Portugal
     
     
     
     
     
     
     
    4. Enrique II de Castilla
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    18. Pedro Núñez de Guzmán y González
     
     
     
     
     
     
     
    9. Leonor de Guzmán
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    19. Juana Ponce de León
     
     
     
     
     
     
     
    2. Juan I de Castilla
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    20. Manuel de Castilla
     
     
     
     
     
     
     
    10. Don Juan Manuel
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    21. Beatriz de Saboya
     
     
     
     
     
     
     
    5. Juana Manuel de Villena
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    22. Fernando de la Cerda
     
     
     
     
     
     
     
    11. Blanca Núñez de Lara
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    23. Juana Núñez de Lara
     
     
     
     
     
     
     
    1. Fernando I de Aragón
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    24. Jaime II de Aragón
     
     
     
     
     
     
     
    12. Alfonso IV de Aragón
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    25. Blanca de Nápoles
     
     
     
     
     
     
     
    6. Pedro IV de Aragón
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    26. Gombal de Entenza
     
     
     
     
     
     
     
    13. Teresa de Entenza
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    27. Constanza de Antillón y Cabrera
     
     
     
     
     
     
     
    3. Leonor de Aragón
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    28. Federico II de Sicilia
     
     
     
     
     
     
     
    14. Pedro II de Sicilia
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    29. Eleonor de Anjou
     
     
     
     
     
     
     
    7. Leonor de Sicilia
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    30. Otón III de Carintia
     
     
     
     
     
     
     
    15. Isabel de Carintia
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
    31. Eufemia de Silesia-Legnica